Existe en la Montaña de la Medida, en las inmediaciones de Guayero,
un relieve en el suelo que, según las crónicas, era un “medidor” de la estatura
de los guanches. Como en situaciones anteriores ya conocidas de primera mano
(por ejemplo, los dameros de La Centinela, la estación de grabados de Ifara, la
Piedra de los Valientes, el tagoror de Teno), asombra y entristece que estos
valiosos restos estén así, descuidados y con nula protección.
Para ver este relieve, hube de buscar con ahínco la
localización y el camino posible, pues no tiene ningún tipo de señal, cosa por
otro lado comprensible al no estar protegido; pasé horas mirando, leyendo,
comparando datos y recorridos de otras personas por las inmediaciones. Incluso
yo misma había estado muy cerca tiempo atrás con un grupo de excursionistas,
antes de conocer su existencia. El día en que lo encontramos, me parecía
imposible que aquella especie de cista llevara allí varios siglos y que fuera
una muestra más de nuestros antepasados. No me atreví a meterme dentro y
comprobar mi estatura; no porque el relieve pudiera testificar algo que no me
complaciera, como que a mi estatura le faltaba bastante para parecerme a ellos
o que quizás por el contrario, las marcas delataran un cuerpo mucho más pequeño
que aquel que nuestro romanticismo histórico nos ha hecho imaginar acerca de
los guanches, sino por un respeto ancestral a este espacio ritual y seguramente sagrado
para ellos.
El prestigioso Dr. Bethencourt Alfonso (1847/1913, médico,
historiador, etnógrafo, rastreador empedernido de todo tipo de huellas
aborígenes, humanista terrateniente del sur de Tenerife, que dedicó gran parte
de su vida a estudiar las poblaciones prehispánicas y la influencia de estas en
la tradición oral después de la conquista), describe así este punto de interés
histórico y arqueológico:
“En una lomada de
Guayero de la jurisdicción de Chasna y sobre un suelo rocoso de cantería,
hállase desde tiempo inmemorial el trazado en relieve de una persona conocida
como la Medida del guanche. Esta especie de bajo-relieve sobresale como unos
0,23 centímetros, a todas luces grabado con piedra que hizo el oficio de cincel
o piqueta, con la particularidad de que la cabeza está representada por una
depresión o séase su molde, situado sobre un plano algo más elevado que el resto
de la superficie; dicho molde representa con exactitud la forma de la cabeza”
Habla luego de varias particularidades, también de la
existencia en otros puntos de la isla de relieves similares a este de Guayero
(Granadilla o El Escobonal), en el libro Historia del Pueblo Guanche, tomo I,
cap. II, editado con gran acierto y muchos desvelos –le supongo- por Francisco
Lemus en 1991.
Después de un rato sentados cerca, bajo unos pinos cuyas
agujas parecían silbar alguna cancioncilla desconocida, creada solo para
acompañar a quienes, alguna vez, frecuentaron la Medida del Guanche en tiempos
pretéritos, emprendimos la marcha, dejando allí, en aquella chapa soleada, unas
marcas casi eternas, mirando al sol y a la luna, al viento y a la lluvia,
elementos que seguramente guardan algún secreto que no nos es dado conocer.
Texto y fotos, Virgi
23 abril 2017