jueves, 9 de noviembre de 2017

ERAS


Cuando en mis caminos encuentro una era, el alma se me ensancha.  Esos círculos perfectos, casi siempre de piedras encajadas con sabiduría, y otras veces de la propia tosca del lugar, me llenan de emoción.


Imagino cereales y granos rodando entre las ranuras, bajo la madera del trillo, con la brisa ahuyentando la paja mientras  lame cantos y conversas, acuerdos, turnos, sol,  brumas; niños brincando o dando vueltas montados en las bestias, gentes ocupadas en lo indispensable, alrededor de una circunferencia trazada con útiles elementales.

















Las eras, humildes, mudas, equilibradas, tantas veces recónditas y olvidadas, me revelan un conocimiento ancestral, poderoso, de la vida y los ciclos de la naturaleza.



Texto y fotos (excepto la última, de adal Glez.): Virgi

 25 diciembre 2016