La emperatriz de los perros se mantiene al margen, su
misión es conservar la casta y ladrar de vez en cuando. Bajo la lluvia, observa
el brillo del agua sobre el piso y el silencio del jardín entre la niebla. Sabe
bien de su poder y del precario equilibrio entre un ladrido y otro. El instinto
le dice que no habrá opciones, que los cobardes no verán llover nunca más, que
la caza ha terminado.
Contempla a los humanos y piensa que aún les queda mucho por aprender.
para Adal
Fotos Virgi