viernes, 24 de junio de 2022

Coleccionista

Tenía la costumbre de mirar el suelo rastreando pequeños tesoros. Todo era un asombro: una piedrecilla diferente a otras, la raíz seca de un arbusto, una moneda deforme, el resplandor inusitado y fugaz de un cristal, una pluma sin origen, cualquier trozo de alambre oxidado  con forma caprichosa. 
Así llegó a conseguir un sestercio romano, el pie derecho de un idolillo inca, una perfecta punta de lanza, tres trozos de brillantes azulejos árabes, un ladrillo del anfiteatro que visitó de joven, un escarabajo egipcio. Cargaba con estas alhajas y en casa las limpiaba, las pulía, las etiquetaba, inventaba vidas para ellas en fichas y repisas. 

A su muerte, su colección era tan vasta y su deseo de ser incinerado junto a ellas, tan firme, que hubieron de quemar la casa con él dentro.
La urna con las cenizas ocupa ahora un lugar privilegiado en el museo de la ciudad.  

Texto y foto (Museo de Halle, Alemania), Virginia

miércoles, 15 de junio de 2022

La caída de Ícaro, Pieter Brueghel, 1560



Ícaro ha caído y no hay quién lo socorra. El sol se oculta en el horizonte, un labriego ara las tierras, el pastor conduce su rebaño. En la orilla, un pescador impasible espera el tirón del anzuelo. 

De Ícaro solo vemos sus piernas entrando en el agua, mientras la ciudad se adormece. Un instante entre el vuelo y el derrumbe, entretanto la vida continúa. 

Brueghel, con lucidez abrumadora pinta el fin del sueño, la ilusión ahogada en azul. Sin trascendencia, los héroes y los dioses también tropiezan y no han de salvarse.

Cuanto más nosotros, siempre al filo del precipicio sin que ningún ser del Olimpo nos proteja, ni siquiera nos conozca.



 

 

Cautiva me quedé con este cuadro en el Museo de Bellas Artes de Bélgica, lo conocía, pero no por estar frente a él.

Según últimos estudios es copia de un original pintado por Brueghel y posteriormente perdido.

 

domingo, 12 de junio de 2022


Estas Variaciones, que tanto costaron alumbrar, me están reportando muchas satisfacciones. La última, el pasado viernes en la casa de la Cultura de Tacoronte, hermoso lugar para cualquier actividad.

Arropada por gente querida, el acto resultó simpático y ágil según contaron luego y no me cuesta mucho creer.




Lo abrió la Concejala Sandra Izquierdo, con el ánimo dispuesto a mil batallas (¡hay que ver el cambio cultural en el municipio desde que está ella!), siguió luego Anghel Morales (Idea Ediciones), que en su línea no perdió ripio aportando humor y naturalidad. 




La posterior intervención de Ana García-Ramos donó un tono delicado, entrañable, también profundo, a la presentación, haciendo un recorrido somero pero completo de las “99 Variaciones”, que a más de uno hizo emocionar. Su texto lo colgaré, va en la línea humana y sensible que caracteriza su escritura.



El final lo pusieron varias personas del público (y yo misma) leyendo alguno de los microrrelatos del libro, en medio ya de una atmósfera distendida y cariñosa.

Mi agradecimiento a todas y cada una de las personas que me acompañaron en este momento importante, a las ya nombradas y a las que pusieron su voz (Toño, Mary, Paco, Lochy, Adal, Mercedes, Elena, José Manuel) por el solo deseo de echarse un trago de letras conmigo, aunque no fuera en un bar, sino en un salón de histórica raigambre.





GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

lunes, 6 de junio de 2022

VOCES LVI


Niña de orilla


Subía al risco, se engarapitaba en un saliente y ¡zas! lanzaba la liña. Tenía engodadas un par de viejas, columbradas con el mirafondo del padre.

Amañadita que era pa' las cosas del pesquerío, tanto se iba a pulpiar como a coger lapas y burgados, ¡fuerte chica ardilosa!

Un día que estaba la mar revirada y ella algo aguanajada por el solajero, consiguió enganchar una vieja reluciente. Entristecida al verla boquiando, en un intre la zafó del anzuelo y la devolvió a la marea. 

Perdió un par de duros (malimpriados, más de uno se la hubiera comprado) pero ganó en seguranza, ya podía echárselas de conocedora y espabilada. 




Texto y foto, Virginia