sábado, 30 de marzo de 2019

Morriña




Al regreso, la casa no era el recuerdo.

Huecos tapiados, hierbajos, 
sombras donde hubo latidos.

Solo quedaban los peldaños de su huida.

Despacio volvió a subirlos, en la certeza de que no retornaría.


Texto y foto, Virginia

miércoles, 27 de marzo de 2019

Regeneración



Se repantigó en el sofá y se metió a leer lo que tenía cerca. Pasaron por sus ojos y manos, cómics, revistas, periódicos, libros atrasados y otros recientes, programas de mano de la orquesta, un resumen de la reunión de vecinos, la biblia que se había llevado de un motel, suplementos dominicales, un par de cartas de aquel amante que se mordía las uñas después de cenar. No contenta, sacó de los estantes libros de texto, folletos con anuncios, entradas de teatro, cuentos manoseados que conservaba de la infancia, el Mundo de Guermantes (el único Proust que nunca terminó), la última factura del teléfono, un recetario regalo de su abuela, todas las letras de Leonard Cohen.

Comprobó que no tendría tiempo para leerlo todo, pues aún le quedaban varios libros viejos que ni siquiera llegó a abrir y otros que hubiera querido repasar. No contenta ante aquella nefasta posibilidad de no poder llevar a cabo  su proyecto, recordó al personaje de El palacio de la luna, y en su memoria, formó unos cubos perfectos con todo el material, encima les puso una buena capa acolchada, los forró de una tela vivaz a prueba de manchas y los colocó junto a la pared como el mejor sofá de diseño.


Al fin la mesa y las baldas relucían vacías, nada de papel impreso, ni un pequeño ticket del parking enturbiaba los anaqueles.
En poco tiempo se olvidó de que había tenido algo atrasado por leer, así pudo empezar a renovarse con libros, revistas, folletos, cuentos, periódicos. Todo flamante, recién editado, un mundo nuevo donde solazarse como nunca antes.


Texto y foto, Virginia

lunes, 25 de marzo de 2019

Los tres cerditos



El miedo al lobo los hizo más inteligentes. 
Entre los tres construyeron una casa a pruebas de asaltos. El mayor vivía a ras de suelo, por aquello de los años. El mediano, en el piso intermedio, se sentiría protegido, ¿no dicen que los hijos segundos arrastran alguna carencia? El más chico, ligero como un gamo a pesar de ser cerdito, se acomodó en el más alto, con vistas al río y la montaña.

El lobo no volvió a molestarlos, los vio muy bien organizados.


Texto y fotos, Virginia

sábado, 23 de marzo de 2019


La luz del sur ilumina distinto.




viernes, 22 de marzo de 2019

Fantasía




Si encontrara la manera de fabricar un sol detrás de oro, fastidiaría a las compañías eléctricas, de gas, eólicas, geotérmicas, de biomasa, nucleares, marinas, hidraúlicas.

De ilusión también se vive.


Texto y foto, Virginia

jueves, 21 de marzo de 2019

VOCES XXXIV







Busca un asío entre los menesteres que lo atosigan y, como buen zorrocloco que es, se hace el longui. Ni fisco de gracia tiene el encargo del padre, con que, en un visto y no visto, el muy baladrón se escoleta por el alpende.


Debe acotejar las pencas pa’ que no se echen sobre el sembradío de coles, sachar las papas quineguas y embicar el agua pa’ la huerta. A él ese trabajo de campo no le cuadra. Prefiere enguruñarse entre los acebenes y echarse un baguito de uva, mirando el paso de las nubes, unas veces desarboladas por el viento y otras bien dispuestas. De pronto, oye un tabobo cerca, ¡pobrecillo! entaliscado lo columbra en medio de un tagasaste escarranchado.



Ahí se le olvida todo. Liviano como un conejo, da un salto y se dispone a salvar al bicho, ya podrá llevarle un regalo a la pretendienta, la guataca puede esperar.






Texto y fotos, Virginia

domingo, 17 de marzo de 2019

La Gomera






La isla que no solo nunca defrauda, sino que estimula a volver en una y otra ocasión, la de montes y secarrales, la de barranqueras de mareo y playas escondidas. La Gomera. De caseríos tan remotos que no sabes si al llegar a ellos deberías quedarte eternamente.







Taguluche, con sus manantiales  en lo alto. Tazo, de palmeras, dátiles y miel. Arguamul, colgado entre riscos y paredes, la parte geológicamente más antigua de la isla, con un par de concheros sobre la orilla. Viéndolo, piensas cómo pudieron hacer los muros, las huertas bien asurcadas y las viviendas subiendo la loma.




Tamargada, nombre para repetir como un mantra, mientras paseas por las cuestas. Jerduñe, entrada a bancales, bancales y bancales hasta llegar a la casa de Contreras, suntuosa, en medio de la nada. 







Erques y Erquito, diminutos bajo los riscos, entreverados después de caminar al filo del abismo. Arguayoda, la belleza de lo simple echado sobre las chapas, silenciosa al final de un largo recorrido. Benchijigua y Lo del Gato, a la sombra del Roque Agando, majestuoso oteando el mar y la laurisilva umbrosa.


La Gomera, redonda, asombrosa, de barrancos y lomas, verde y húmeda, seca y caliente. La Gomera, donde regresar con la certeza de que la veré como la primera vez. Y si vamos en óptima compañía, mucho mejor.






Texto y fotos, Virginia

sábado, 9 de marzo de 2019

Determinación VI








¿Y qué haremos cuando no tengamos nada?

Siempre tendremos los libros, contestó ella.



Texto y fotos, Virginia

domingo, 3 de marzo de 2019

Determinación V



-Todo el cielo no lo quiero, pero un trozo, sí, iré al notario ahora mismo.

Allá fue, con el convencimiento de los ingenuos o la soberbia de los poderosos, no supe bien.

Por suerte, el cielo es un refugio, sí, aunque inalcanzable.




Texto y foto, Virginia