Arte al paso
Sigo el sendero y de pronto, en una curva, encuentro una
pared intacta, quizá de un siglo. La acaricio y le oigo decir que se ha
mantenido allí por Sean Scully. Más adelante, en un muro olvidado, garabatos,
letras, firmas que me traen a Tacita Dean.
Otro día, en una pequeña casa al borde del camino, se
incrustan algunos pájaros de Paul Klee y al pie, un trozo de jardín de la Familia Boyle.
En todos mis recorridos encuentro obras de arte que se han
fugado de los museos y las exposiciones, trozos elaborados sin pretensiones,
regalos de la naturaleza o de una lejana mano humana.
Joseph Beuys hubiera sonreído ante las suelas de goma
amontonadas en el suelo, cerca de un corral de cabras y fue tal vez Richard
Long el que colocó los callados al borde del mar.
Veredas recónditas que guardan colores, formas, motivos
donde recrearnos, pequeños y sutiles universos al paso de nuestros pasos.
Fotos y texto, Virgi