jueves, 27 de enero de 2011

Frío



Canta un mirlo cuando dan las doce
y mis zapatillas huyen
solas
rojas
más acá de la luna.

Nadie hay que me lleve en carroza
ni un sapo a quién besar.

La piel colgada de lo oscuro,
un sabor a incendio
o a lluvia
o a viento.

Gime el rumor de la noche
entre el plexo solar y las rodillas.

Nada hay que me abrigue del frío que bulle
del resplandor plateado en mitad de la plaza
ni del aroma a muerte inundando la calle.

Nada hay.
Ni nadie con quién bailar.
Ni nadie que escuche
aquí
allí
donde el alba
espera por mis pasos.



Fotos Virgi

viernes, 21 de enero de 2011

Animal Kingdom


El muchacho mira al suelo. No sabes si entiende, si sabe mucho, si acaso intuye. Te gusta porque despide una mezcla de serenidad, fuerza, ingenuidad.
Sabes que le pasarán cosas graves, definitivas.
El joven se ha quedado solo, su madre, muerta de sobredosis, aún está sentada, el televisor suena, el chico la mira, usa el teléfono, se levanta, se va.

En los primeros minutos ya sientes que “Animal Kingdom” tocará las cuerdas de la violencia y del poder, de los lazos estrechos en una familia unida por tiros, robos, droga, atracos. Brilla la madre, vigorosa, lúcida, afable dueña de un territorio fértil y negro, oscuro desde la superficie hasta el fondo.



Y el chico, silencioso, perseverante, escapa como una anguila hasta que se convierte en verdugo. Una actuación hipnótica, un barrio de Melbourne, un ambiente cargado que no da pistas, sonrisas en medio de la sangre que gotea, perversión tras los visillos.
El hilo se desenrolla y se corta de un tajo ¡zas! La madeja torna a empezar por otra parte, sorprendente y cruel.

viernes, 14 de enero de 2011

Miradas III

Heridas, cicatrices, huellas, golpes, trazos.
El mapa de la vida en una corteza.



Miraste a otro lado mientras llovía.
Sólo entiendes de aguas incoloras.



Se sentía inútil y escaló la cuerda.
Descalza, la recorrió hasta el fin.
Así llegó al arco iris.




Fotos Virgi
Gran Canaria

domingo, 9 de enero de 2011

Leer, leer, leer (X)



Casi como si me contemplara a mí misma, así me he visto en el solitario y testarudo Billy Parham, personaje limítrofe de “En la frontera”, del extraordinario Cormac McCarthy. Continué mirándome en él y su amigo John Grady, cabalgando por las “Ciudades de la llanura”, dos títulos que completan una trilogía cautivadora, junto a “Todos los hermosos caballos”.

En paralelo (leer varios a un tiempo, estado ideal), le metí el diente a “El ruido y la furia”, donde todavía mastico y me relamo leyendo a Faulkner, innovador y muchas veces complicado, pero siempre hermosamente poético y profundo. Pura hipnosis.

Clarice Lispector, fascinante y misteriosa en “La ciudad sitiada”, pleamar de belleza que quiere escapar del asedio de la vida, del cerco que, entre nosotros y los demás, nos rodea.




“El lamento del perezoso”, después del ratón de biblioteca, me acerca al sin horizonte de Sam Savage. Lleno de proyectos, planea y planea, mientras su existencia se va desmoronando alrededor, a pesar de cartas, invitaciones, promesas, casas que se caen, alquileres sin pagar y amigos importantes que no son ni lo uno ni lo otro.

“Como Ulises en una cacharrería” de Ángel Muñoz, poeta, bloguero, fotógrafo, desnuda la calle, el asfalto, las tapias y las pandillas. Generoso, me deja entrar en los bolsillos de sus vaqueros y me pasea por su gente, con naturalidad, entre chapas, balones, gatos. Y desayuno con las galletas de una abuela deliciosa.

Antes de todos éstos, Yoko Ogawa, aritmética y álgebra en “La fórmula secreta del profesor”, un gozo lleno de etiquetas donde recordar quiénes somos, qué hacemos. Cotidiana y hermosa relación entre un niño, su madre y un profesor que ha perdido la memoria.

Una descarnada, cruda y cínica historia de un joven afroamericano, me descubre a Jim Thompson. Con “Hijo de la ira”, alucino ante un escritor sin reglas de falsa moralidad, escribiendo su última novela, violenta y sexual, mientras nada entre adicciones varias, angustias, olvidos y la proximidad de la muerte.





Y en medio, en algún rincón, surge una pequeña joya, “Secretos en el bosque” magia de Jimmy Liao entre la foresta, trazada por un conejo gigante y una criatura minúscula. Una obra delicada y tierna, con sus páginas dispuestas en pos de la aventuras de un niño soñador y al compás de la cortinilla que se agita con la brisa.




"Un pez con una sonrisa", cortometraje ganador en el Festival
de Berlín, 2007, basado en un cuento de Jimmy Liao.
(versión corta)

martes, 4 de enero de 2011

Indecisión

Apoyado en una de las sillas, no acababa de decidirse.



No sabía si usar el teléfono o dejar que alguien saliera.



Se asomó al ventanuco de la huerta.



Divisaba hermosos tejados de una ciudad desconocida.



Lejos, venía galopando el invierno.



Tanto esperó, que no pudo regresar.




Fotos Virgi