Alegando y bobiando se les fue el rato, y con la matraquilla de si ajeitaban el cuarto o lo dejaban tal cual, de mairén pa' mairén, les cuadró la tarde.
Entre uno medio lambido, flaco como un calacimbre, y el otro, un zorrocloco canchanchán medio despelujado, el agua se les hizo aguachirre, la pared no hubo forma de acotejarla y la mesa era una mesturanza.
Cuando el abuelo los llamó, se enfolinaron sin razón...¡cosas de monifatos!
Enfoguetados, traspusieron sobre el risco.
Babiecando, se les había ido el día y ahora ni tiempo pa' llevar a los baifos a la gambuesa.
Fotos y texto, Virgi