En la penumbra de la sala, florecían sus sueños. Una vez era aviador, otra enfermera o bailarina del Bolshoi. Más tarde iba en globo, se batía con los mongoles o era una dama absorta ante el desfile de los Magos en la cámara de los Médicis.
Soñaba también con ser una africana -sola, tan sola- en medio del desierto, o aquel intrépido navegante estudiando las estrellas noche tras noche
Al salir, el polvo de las viejas paredes le oscurecía los sueños.
Al salir, el polvo de las viejas paredes le oscurecía los sueños.
Foto y texto, Virgi