sábado, 16 de julio de 2022

Recibir una carta ya no es de estos tiempos evanescentes, donde lo inmediato se premia y la espera nos consume.


Así que recoger un paquete que ha cruzado el océano, despegando desde una orilla amiga, representa tal emoción que no sabemos si rasgarlo apresuradamente o dejar que repose, entretanto observamos el sobre y su textura, las arrugas del viaje, la dirección que alguien -tan lejos y tan cerca- escribió con letra delicada.


Cuando al fin surgen los títulos, los lomos, las páginas, la poesía iluminando cada hoja...sólo nos inunda el agradecimiento por la generosidad ajena.


Leerlos vendrá más tarde, cuando hayamos saboreado el primer placer de abrir un paquete, que, ileso, carga con ligereza un mundo de Palabras.
Gracias, Nélida Cañas, gracias.