viernes, 5 de febrero de 2021

La Pared

 


Hay construcciones alrededor del mundo realmente asombrosas, mágicas. Tan sorprendentes que desearíamos conocerlas todas, saber quién las levantó, cuándo, de qué forma inimaginable las realizaron. Sin embargo, existen otras que igualmente nos admiran, la mayoría levantadas por gente sin estudios específicos, solo su experiencia, la observación del lugar, los materiales circundantes, los usos a los que van destinadas.

Esta pared es una muestra excelente. En un lugar poco transitado, se alza segura, aprovechando las irregularidades del terreno para crear una huerta amplia y soleada.  Con forma cóncava que acoge al viento y la brisa, deja que el agua la bañe bien en su leve inclinación. Sabe que está afianzada por las manos expertas de un maestro paredero de los antiguos, alguien que conocía de ángulos, tiro, plomadas, pesos, contornos, lluvias e inclemencias.

La pared reluce a lo lejos, y según nos acercamos, se comprueba la excelente factura, su carácter entre el pinar, la base de tosca donde se apoya, los intersticios con rajones pequeños de piedra viva, los dos niveles, suavemente diferenciados.


Pasé un rato dejando que el sol de la mañana nos calentara a las dos, mientras el pinar, los inciensos y una sabina cercana aromaban el aire de alrededor, tan amigables todos en torno a la hermosa pared, humilde en la lejanía, apacible en su soledad, un ejemplo de fortaleza y sabiduría.


Texto y fotos, Virginia