Despaisaje XLIII
Era una isla tan chica, tan chica, que con un único paso, las gentes alcanzaban el mar.
Despaisaje XLIV
Aunque la esperaban con vehemencia, no se atrevió la estrella fugaz a cambiar de aposento.
Despaisaje XLV
Trapecistas en la mañana y ahítos de brisa, se balancean en su circo particular.
Texto y fotos, Virgi