El Minotauro se enamoró de Teseo, y para sorpresa de la Mitología, fue correspondido.
Furioso, el león lo persigue. Hércules, a pesar de su cuerpo voluminoso, sube al primer árbol que encuentra y se asienta en la copa. Desde abajo, la fiera, con una nueva cadencia, entre lastimera y gentil, sólo quiere que lo mate y así pasar a la Historia.
Ciertamente, Prometeo se ha arrepentido de haber robado el fuego a los dioses, mas nada podrá exculparlo de la deforestación de los bosques, la quema de Roma, el fuego de Chicago o el incendio de la biblioteca de Alejandría.
Cuando los marineros empezaron a cantar, mesáronse las sirenas los cabellos, aullaron de dolor y se lanzaron a las profundidades. Ulises, conmovido, prometió no regresar jamás a Ítaca.
Cronos nunca fue puntual, ni siquiera tenía un maldito reloj de sol.
En el fondo del estanque yace Narciso; Ofelia lo contempla desde el borde, radiante en la venganza.
Ciertamente, Prometeo se ha arrepentido de haber robado el fuego a los dioses, mas nada podrá exculparlo de la deforestación de los bosques, la quema de Roma, el fuego de Chicago o el incendio de la biblioteca de Alejandría.
Cuando los marineros empezaron a cantar, mesáronse las sirenas los cabellos, aullaron de dolor y se lanzaron a las profundidades. Ulises, conmovido, prometió no regresar jamás a Ítaca.
Cronos nunca fue puntual, ni siquiera tenía un maldito reloj de sol.