Me quedé a un paso de revolcarme en la tierra, como una perrita traviesa o un cachorro de jabalí.
Impregnarme del olor, salir de allí polvorienta y roja. Por un rato, ser parte de las semillas, las piedras, las hierbas incipientes. Acompañada de grillos, escarabajos, mirlos y gorriones, saltamontes, mariposas titubeantes.
Entrar en un cuadro, pintado sin ambiciones por la siempre generosa Naturaleza.
Texto y foto, Virginia
(Campos en Las Merindades de Burgos)