No sé si el río es el dueño del puente o si es la roca la que posee al río y también al pueblo. O quizás sea este último el que se adueña del río con su arco pétreo.
Más bien acierto si digo que es una amalgama bien conjuntada de puente, río, pueblo, construidos como un prodigio entre naturaleza y gentes.
Así se asienta Puentedey sobre el agujero labrado por el río Nela a través del tiempo. Tan tranquilo encima del agua rumorosa y sin dudas acerca de la fortaleza kárstica que aseguran sus cimientos.
Al recorrerlo, se observan curiosidades etnográficas como un molino, un potro de herrar y una hornera, patrimonio que atestigua el pasado laborioso de sus habitantes. Otras curiosidades se podrían observar en las fiestas patronales (finales de junio) con pasacalles y visitas a las casas del pueblo, “Fiesta de andar las casas” le dicen. Muy apropiado al lugar es la Cucaña, celebrada en pleno verano bajo el puente, en la que los participantes tienen que coger el premio colocado en la punta, suponemos que debajo los acogerá bien el agua, aunque nosotros no le vimos demasiada profundidad para tal juego. Eso sí, un pescador lanzaba su caña a la espera de coger algunas truchas, tan concentrado en su labor que ni nos vio pasar ni falta que le hacía.
En la parte trasera del pueblo se acondicionó hace poco un mirador, desde el que se aprecia una excelente vista, siendo elegido en 2022 como Pueblo Bonito de España. A 90 km de Burgos, en la comarca de Las Merindades, Puentedey es uno de los lugares a visitar en esta frondosa comarca, repleta de iglesias románicas, cascadas, ríos y arroyos, eremitorios, monumentos megalíticos y rincones idílicos.
Texto y fotos, Virginia