Cuando un día esté lejos, recordaré mi cuna, la que luego fue de mis hermanos y jugaba con ellos a cogerles los deditos entre los barrotes. Cuando un día esté lejos, pensaré en las caricias de mi madre y los brazos rudos de mi padre.
Cuando un día esté lejos, volveré como en un sueño allí donde dormía feliz, custodiado de cerca por Moro, el perro de mirada leal. Cuando un día esté lejos, tan lejos que no pueda regresar, evocaré mi cuna y durante un momento volveré a ser la criatura que luego se perdió sin encontrar el camino de vuelta.
Texto y foto, Virginia