Llegó la luz y trajo el ámbar, el oro, las esmeraldas.
El polvo se hizo incienso y los ácaros, mariposas.
El azul fue un cielo amaneciendo, entretanto los efluvios del alcohol brotaban de los golletes.
Llegó la luz y hubo un incendio de vida, se extravió el olvido, la soledad y el abandono.
La luz portentosa.
Texto y foto, Virginia