domingo, 1 de diciembre de 2019

VOCES XLII





Desde aquí veo el muro champurriado y los cantos revenidos. Pa’  mí que si acaso lo lambusió un poco, y sin respuesta ni mandado, se enfajinó con el condute de la sereta. Pachorrudo, sacaría la pelota de gofio, un par de higos porretas y unos fiscos de queso. Y de postre, a enchumbarse en el charco con la marea llena.

Jadario y chifleta pal trabajo, iba siempre desmanguillado, de caminares esguañados, la camisa por fuera y las lonas encachazadas. Flaco como un calacimbre, se jincaba un garrafón de vino de ahora pa’ después. Andaba con un gentuallo parecido, medio atorrantes todos, uno, totorota sin remedio, otro, rebenque completo, y el más afinado, singuanguo perdido.



Texto y foto, Virginia