A la tejedora le encantan las frutas y sus colores. El verde de los kiwis, el rojo de las fresas, el naranja brillante de la papaya. Le encargaron un libro sobre el arte de tejer y tuvo el fascinante ingenio de coser porciones de frutas en las páginas. El libro chorreaba un zumo denso y luminoso, de urdimbre perecedera y aromas del paraíso.
Con qué aguja lo realizó es un misterio.
Texto y foto, Virginia