jueves, 21 de abril de 2022

John Cheever, Cuentos Completos


No tenía ganas de volver a casa ni andando, ni en coche ni en autobús. Rodeado de copas, risas y frases formales, sentado al borde de la piscina, añoraba su tiempo de nadador. ¿Y por qué no ir nadando hasta su casa? De piscina en piscina, brazada a brazada, el agua le componía el puzzle de su vida.

 

Heredas una cómoda, la colocas en el mejor lugar de la casa, pones encima tus libros favoritos, cuentas su historia a todas las visitas y la contemplas cada tarde mientras saboreas un whisky. Poco a poco, de sus cajones van saliendo todas las personas que tuvieron algo que ver con ella.

 

La pareja que asiste a cócteles y fiestas entre la vecindad, no puede mantener una asistenta de forma continua, todas saben dónde guarda el dueño las bebidas. Y la niña también.

 

En un pueblecito costero de Italia, una familia americana disfruta del sol, del mar y de la hospitalidad. Pero el padre esconde algo que no le deja saborear la atmósfera mediterránea, un pensamiento recurrente, quizás una mentira, un pequeño pecado, un reflejo falso en el que no se reconoce.

 

Un crucero, dos hombres, una mujer. Un trío que es un dúo, un dúo que tampoco lo es. El mar, la brisa que trae efluvios de pasión, el deseo transformado en envidia, la carcasa de nuestros huesos en el horizonte.

  

Una radio, una radio monstruosa. Tan viva, que se comunica con las viviendas de los vecinos y nos trae a casa sus conversaciones, sus peleas, los llantos del bebé, los jadeos en la noche y el ruido de las cerraduras después de las fiestas.

 

Espléndido John Cheever, sus Cuentos hablan de la clase media americana en los años cincuenta y sesenta, con detallismo de entomólogo, crudo, pero no exento de humor y con un lirismo cautivador. Cócteles inevitables, sutiles borracheras profundas, familias aparentes, homosexualidad oculta, fachadas de cartón para una sociedad engranada entre el trabajo y las normas sociales. La ropa se lava en casa y las grietas de cada uno se cubren educadamente, podando los setos y en un salón cómodo con un bar bien surtido.

 


Texto, Virginia

10 comentarios:

Ernesto. Del blog: "Cayado de sándalo". dijo...

Sugerentes años aquellos... Por lo menos como los relatan los cuentos.

Interesante y entretenida lectura. En sí misma y para "evadirse" un tanto de tanta cruda "realidad".

Abrazos Virgi.

PD: ¿Celebramos algo hoy? :)))))

virgi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
virgi dijo...

No por ahora no, Ernesto. Gran abrazo y gracias por aprovechar esta oportunidad jijijiji

Recomenzar dijo...

Me gusta lo que has escrito va bien conmigo y lo que llevo adentro Gracias por compartir
abrazo desde Miami

Beauséant dijo...

Has descrito muy bien lo que siento cuando leo alguno de sus cuentos. Siempre hay en ellos como una amenaza acechando, como algo que no cuadra. Una tensión que puede romperse en cualquier momento... para mi eso es lo que los hace tan interesantes.

Isabel dijo...

¡Qué alegría poderte decir una vez más cómo me gusta todo lo que publicas y cuánto aprendo de ti!
¡Qué buen libro y qué buen autor, me encanta!

Montón de besos y abrazos.

virgi dijo...

Recomenzar, me alegra tu opinión acerca de mis palabras y el libro. Gracias por venir y un fuerte abrazo

virgi dijo...

¡Oh, Beauséant, así es! Una sorpresa tu visita pues hace tiempo que tengo los comentarios cerrados y ahora veo que coincidimos mucho con este escritor. Parecen historias triviales, pero tienen mucho fondo y eso de la tensión que está a punto de saltar.
Muchísimas gracias por venir, abrazo enorme.

virgi dijo...

Muy querida Isabel, tan cariñosa como sueles, montón de gracias por aprovechar esta oportunidad de haber dejado abiertos los comentarios. Un lujo que me digas esos piropos, de veras que no me los merezco, tú sí eres un sol luminoso.
Gracias otra vez y gran, gran abrazo.

virgi dijo...

Beauséant, he querido dejarte el siguiente comentario, pero no he podido:

¡Madre mía, qué gozada de fotos y qué hermoso texto a pesar de su tristeza! Hacía tiempo que no venía, pero te digo que me reconforta la belleza de tus entradas, maravillosas.
Gracias por tu visita, gracias. Te dejo mi abrazo, cálido y estrecho.