¡Menudo un chafalmeja el tortolín este, pues no quería vestirse a la chamberga pa’ dir al
curandero! Pues no, mi niño, le dije, usted se me espabila y en un intre lo
quiero bien atildado, que esto no es juguete, no se me va de aquí con la ropa champurriada,
sino con el terno nuevo, el de las fiestas del Corpus.
Si hasta
pretendía cargar con el timplillo, el muy atorrante, se creía que íbamos de
belingo con el zangalote del sobrino. Con el tobillo como lo tiene, amochado que está, y aún no coge fundamento.
No sé, no sé
que le dirán, pero jaquecoso sí que se pondrá, flaco como un
cangallo, carraquiento pa’ caminar y algo atoletado que lo veo (desde que se
enfonducó en el chavoco y estuvo un tiempo que no atinaba), a ver que beberaje
le dan o que geito le hacen…porque a mi edad, yo también estoy medio abatatada
y se me va el baifo sin darme ni cuenta.
Texto y foto, Virgi