Detenido en el umbral, se apoya
en una de las jambas, está cansado y olvidó las llaves en un lugar que no recuerda. Piensa cuanto tiempo ha pasado desde la última vez que alguien le
abrió la puerta; ahora solo él está fuera, un sitio que ni reconoce. Dentro, la
luna ilumina los espejos mohosos, las motas de polvo danzando sobre el piso,
las cerraduras oxidadas.
Tendrá que volver otro día, cuando le confirmen si en
verdad esa es su casa.
Texto y foto, Virgi