domingo, 7 de julio de 2019

VOCES XXXVII



Nada más columbrarla, se engarapita presto hasta la pericosa. Allí, abatatado por el esfuerzo, le da un tontín  y cae como un fardo. 

Torrontudo cuando algo se le mete en el magín, no se incomoda, volverá a intentarlo, quiere llegar rentito al cielo, aunque sea cancaniando.




Texto y foto, Virginia