lunes, 13 de julio de 2009

Paraguas y dioses

Llovía sobre la ciudad. Con un fulgor repentino, varios rayos iluminaron el cielo y los vendedores ambulantes, que segundos antes alfombraban la plaza, recogieron las cuatro puntas de sus sábanas. Bolsos, gafas, cinturones, desparecieron en un atadijo veloz. Sólo un chico, con una docena de paraguas, se mantuvo bajo la tormenta que bañaba Atenas.



Era su oportunidad. Sonreía bajo la cortina de agua, a pesar de la ropa empapada, cubierto con uno de los paraguas que alegremente ofrecía, mientras alrededor el agua llenaba los parterres, la fuente semivacía, los cóncavos toldos. Sin moverse, con la blanca sonrisa en su tez pakistaní, esperaba que la lluvia durara lo suficiente para acabar con la mercancía.


¿Serían algunas de aquellas gotas lágrimas de los dioses? Tal vez en el cercano Olimpo, una diosa contemplaba entristecida la fortuna adversa de unos cuantos. Aún más cerca, la máscara de oro de Agamenón, dormía plácidamente, mientras en la plaza un hombre joven, sonriente, ignorante quizás de héroes y diosas, nos vendía un paraguas.





28 comentarios:

jorge dijo...

Aprovechar una oportunidad con una sonrisa nos enseña dos cosas:

Que sabe aprovechar los momentos.

Que sabe vivir la vida.

La fortuna, el azar, los deseos de prosperar le han colocado en una situacion de desventaja, pero recoge su situacion con alegria.

Me simpatiza. Y es esa circustancia un paraguas me vendria de cine.

José Aguilar dijo...

Paraguas para guarecerse del llanto de los dioses.

Lágrimas de lluvia que nos empapan de melancolía.

Como decía Borges en un húmedo soneto; "la lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado".

Delciosa esta entrada, tan sencilla y natural como la lluvia que se presenta de repente sin previo aviso

Besos de lluvia tras el cristal.

marichuy dijo...

Virgi

La lluvia tiene esa cosa de ponerme melancólica, pero me gusta y mucho.

Apenas hace unos minutos acaba de caer un aguacero tremendo. Esta es época de lluvias y huracanes en México.

Un beso

Trini Reina dijo...

Estoy segura que algún dios benevolente se apiadó de él. Espero que la lluvia, antes de agotarse, agorará su mercancía.

Me encanta esta "mirada" tuya.

Besos

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

No creo que a estas alturas ningún Dios haga por nosotros lo más mínimo, quizá lo contrario.
Un saludo

La sonrisa de Hiperion dijo...

"¿Serían algunas de aquellas gotas lágrimas de los dioses?"


Los dioses sólo vienen a decir mentiras, y a llevarse como Zeus, la chica guapa para después convertirla en la vaca.

saludos

virgi dijo...

Está claro que sabe aprovechar el momento, Jorge. Pero ¿estará su vida siempre pendiente de una tormenta de verano?

Bonita visita, José, gracias, sigo tus pasos entre palabras y pinceles.

¡Ah! México me encantaría visitar tantos lugares de ese país. Un abrazo sobre el océano, Marichuy

Marien dijo...

Si hay que esperar a que llueva para aprovechar la oportunidad vamos listos. No se puede depender de que si o si no. Me gusta como lo has contado. Está muuy bien.Lo del llanto de los dioses es genial.
abrazos

Diana L. Caffaratti dijo...

No se puede esperar menos si se está en Atenas...La lluvia no escapa al influjo de los diosesm ni el vendendor del paraguas ùede pensar siquiera que la venta de su mercancía será fruto puro del azar

jorge dijo...

No, no espera a que llueva. Aprovecha la oportunidad.

Cuando hace un calor irresistible intentara convencerte de que el paraguas te dara sombra y ademas vendera agua helada.

Y seguira sonriendo, porque de cada situacion sacara lo positivo.

Sue dijo...

Me encanta la lluvia, sobre todo en verano. Bajo la lluvia, bajo el paraguas pueden sucederse historias fantasticas...si uno quiere.

Un placer leerte siempre.

SUE.

virgi dijo...

Seguramente, su fortaleza le habrá servido, sean paraguas o abanicos.
Un beso, Trini

Hola Antonio, una sorpresa tu visita. También pienso que los dioses no están por la labor. Un abrazo.

Muy tuya esa ironía, Hiperión. Y tal vez no sólo en vaca, sino en medusa, paloma o florecilla. Besos

XuanRata dijo...

Seguro que ese paraguas tenía propiedades mágicas. Aunque lo mejor que se puede hacer con un paraguas en una tormenta de verano es cerrarlo, y no por protegerse de los rayos sino por disfrutar de esas lágrimas dulces sobre la cara.

iliamehoy dijo...

Si es Atenas, todo es posible. Los dioses pasean su mirada y sus máscaras con permiso de las cariátides.Y a veces lloran, por no sentir más que de lejos el latido de esa tierra embriagadora.
la tez del vendedor delata la resistencia de una cultura azotada por monzones y otras miserias y que lleva en las venas el don de la oportunidad.
tu forma de hilvanar el texto, sencillamente encantadora.
Una sonrisa sin lágrimas

ybris dijo...

En Atenas es posible que todo sea un aliento de los dioses: las gotas y los rayos del sol.
Pero en la ropa empapada del joven vendedor hay muchos más que la sombra de los dioses: la belleza de lo humano bien mirado.

Besos.

Sofía B. dijo...

Todos los paraguas se estaban convirtiendo de segunda mano. Los dioses son siempre unos traidores.

Besos

Miguel Baquero dijo...

Me ha parecido precioso ese contraste entre los elementos culturales seguramente eternos y esa tormenta de verano que pasará en unos minutos y el chaval que vende paraguas bajo la lluvia. Ojalá conserves esa mirada tan literaria durante todo el tiempo que estés en Atenas

virgi dijo...

Para que no todo sean lágrimas de dioses, te mando un abrazo caluroso y marino, gracias Marien.

Diana, una alegría leerte de nuevo!
Un beso

Tienes razón,Jorge, seguramente ha desplegado recursos inteligentes, otro día tendrá pañuelos, chales o monederos. Sonrisas para ti, gracias por volver.

Sue, a mí también me chifla la lluvia. Aquella era torrencial, pero si te dejabas mojar era estupendo. Besitos

Un abrazo, Xuan, por tu visita. Sigo tus pasos, sean en la arena, en el bosque, urbanos o de ajedrez.

virgi dijo...

Iliamehoy: no siempre sabemos aprovechar las oportunidades, creo que hemos perdido eso que llamas un "don". Gracias por tu reflexión

Tus comentarios siempre tienen hermosas lecturas detrás. Un beso, Ybris

¿Confiar en los dioses? El chico sabe que no puede esperar nada de ellos, aunque esté en el mismisimo Parnaso. Un abrazo, Athena

Una satisfacción tus palabras, Miguel. ¿Sabes que casi no vi bicicletas allí? Besos y besos

virgi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
edgar dijo...

Ahora me has sorprendido con esa historia en tres fases. Ese rostro final es bellísimo, ¿dónde lo sacaste? Un saludo del Parnaso

Más claro, agua dijo...

Era su día: los dioses (o el cambio climático, vaya usté a saber) le echaron una mano ;-)

(Vine aquí a través del blog de Miguel Baquero y me gustó lo que vi. Volveré, claro)

;-)

Pilar dijo...

Y es a veces que los dioses están en todo, ( aunque también muchas otras no están en nada...)
De todas formas seguro que tú agradeciste este chaparrón , con la calor que hace en Atenas!
Un besote ,"remullat"!

TORO SALVAJE dijo...

No me extrañaría que así fuera.
Los Dioses deben sufrir con lo que está ocurriendo.
Y algunos días lloran sin parar.

Saludos.

virgi dijo...

Edgar, es una de esos bellísimos rostros que consiguieron los griegos del siglo de oro. Kalimera!

Una grata sorpresa tu visita, Eduardo, gracias por venir. yo también te sigo.

Siempre que te leo, me alegras, Kat. Un beso grande, preciosa.

Estaría bien saber si a los dioses les llegan nuestras noticias. Un abrazo, Toro, también para Justiniano.

Fernando García Pañeda dijo...

Santo Dios (o Dioses), cómo echo de menos esa escala de Levante.
Qué caótica e incomprensible para quien no está dispuesto a amarla. Qué capricho tan cerca de oriente. Qué desenfreno de calor, luz y aromas.
Qué feliz he sido en Atenas, y qué feliz soy recordándola...
Un texto basado en los detalles, no en su todo. Me encanta.
Muchos besos.

Lu dijo...

Lluvia, dioses y venderdores ambulantes son buena combinación en cualquier lugar del mundo y más aún en Atenas. Buen ojo y buen texto. Saludos argentinos.

virgi dijo...

Fernando: ¡qué bien has perfilado la ciudad! A mí si que me ha encantado tu comentario. Un abrazo grande, casi de columna dórica.

Gracias por esos saludos argentinos. Me complace tu rápida respuesta. Un beso atlántico