El perro quiere ser mono.
Ensaya subiendo árboles, muros, tejados, 
cornisas. Resbala, lo intenta, se cae, trepa con
esfuerzo, se aposenta en el primer rellano que 
encuentra.
No sabe que el espacio de los primates ya está 
muy ocupado. 
Y lo peor, que los más 
aventajados mantienen su ferocidad animal.
Texto y foto, Virginia
