
Otra vez el mar.
Nuestros puntos cardinales son agua.
Agua salada y azul.
Dos ligeros esquifes vuelan sobre las olas.
El mar los engulle,
y ellos planean sobre ese agua salada y azul.
Olas, olas, olas.
Rizando el agua.
El agua salada y azul.
En un recodo, dos gráciles navíos, bordean el abismo.
Un niño pintó una casa.
Otra vez la niña dibujó la ciudad.
Ahora,
atormentado por la redondez del mar en torno,
un niño sólo ve olas.
Olas. Olas. Olas.
A punto de desaparecer,
los barcos, ilesos en la inmensidad,
se columpian sobre las olas.
Entretanto, nuestro niño, al timón,
duerme con sus lápices y su brújula,
brújula que sólo tiene agua salada y azul.
Dibujo de JL. J., 11 años