martes, 30 de noviembre de 2010

Serenidad


No tenía nada que perder. Se subió al muro y aguardó.
Al fondo, el Big Ben marcaba las horas. Para él, un tiempo sin sentido.
La liquidación en el bolsillo, ni familia ni amigos de relevancia. En el maletín, ligeras pertenencias, entre ellas, su inseparable Bartleby, un par de camisas, unas cajas de cigarrillos y un pijama. ¡Ah, el pijama! Recuerdo de tiempos mejores, cuando dormía en una buena cama y desayunaba huevos con bacon. ¿Y ahora, qué?
Tendido sobre el muro, no sabemos si por debajo pasa el río o un ferrocarril, nuestro hombre mira el cielo, fuma y ve pasar las nubes. El paraguas lo tiene a medio abrir, quizás la última previsión antes de echarse a la calle. Un reducto de esperanza todavía.

Yo, que lo miro desde el parque, confundo el humo del cigarrillo con el de la chimenea, la maleta con una papelera y su cuerpo con la cornisa. Fuma lánguidamente, como si tuviera la vida y el azar por delante, como si acabara de descubrir el truco imposible de la existencia. Sereno y feliz, la flor del ojal aún vibra con la brisa.
Poco a poco veo que se diluye. Uno más en la vorágine de la ciudad, sin nombre, sin sangre, sin huellas dactilares.
Cuando llego a su altura, sólo queda el paraguas.


Hombre acostado sobre un muro, 1957
L. S. Lowry
Galería de Arte de Salford

jueves, 25 de noviembre de 2010

Inalcanzable


Acércate, quiero tocarte

No puedo.

Por favor. Quiero sentir la humedad del cielo, el frescor del alba…

Lo siento, si me detengo, dejaré de ser yo.

Entonces, continúa, me bastará que me tiñas con tus colores, que te reflejes en el metal de mi vida, que transites por el aire que me acaricia. Te veré pasar y sabré que, con tu sombra, ya tendré algo de ti.



Foto Virgi

sábado, 20 de noviembre de 2010

Miradas II


Tendedero elemental.
Sólo admite piezas delicadas:
brisa, lluvia, besos, nubes.




¡Hermana, corre!
Ahí está la luz que señala el camino.





Nada hay nuevo bajo el sol.
Y menos el balconning, dijo la paloma.



Fotos Virgi.
Portugal, Dublín, Cáceres
Miradas I

sábado, 13 de noviembre de 2010

Juguetes


Con su pinta de húsar, venía el caballero a través de la campiña. Al hacer un alto en el camino, topó en una fonda con la chica de sus sueños, la bailarina incansable y cinturita de avispa, recién apeada del tren de los deseos.


No hubo palabras, con la mirada ya supieron el porqué del hula-hoop y del caballo blanco. Al pie de las rocas manchadas por la tarde, ella le dijo que su sueño era construir palacios con bloques de colores.











Para él,
después de cabalgar medio continente
nada mejor
que
cocinar y lavar,
mientras
el corcel trotaba en los prados.




Fueron tan felices, que aún fantasean su amor sobre las repisas de la infancia.



Para Reyes,
de Virgi.
Gracias por venir.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Ballena


Y el mundo era la ballena.
Y la ballena era el mundo.

Pasos, rumores, hojas contra la brisa.
Misterios por explorar, miradas, descubrimientos.

Era el mar el mundo, la ballena en el mar.

Letras, borrones, rayas, trazos inseguros.
Una lágrima, un capricho,
una flor con los dedos, sonrosados y tiernos.

Animalitos en frascos,
un huevo tibio en la palma de la mano.
La seta que crece en la noche silenciosa.

La ballena era todo el orbe.
El mar, su mundo azul y finito.

Cuatro líneas, cuatro colores, una sonrisa.
La ballena y la niña.
La niña y la ballena.
Una ballena en el papel.

El mundo, azul y aún reciente.
La ballena, el mar, la niña.


Dibujo de C. L. H. , 4 años