Aquí estoy yo, niña feliz al borde del mar y de la infancia.
Me miro y veo otras criaturas. También cerca del mar y en la
pura infancia.
Las que viajan en pateras, las que huyen de la guerra, las
que son víctimas de castigos, las violadas, las hambrientas, las dolientes, las
huérfanas.
Veo niñas y niños, adolescentes, jóvenes para quienes el mar
es una frontera cruel y la infancia un tiempo sin esperanza.
Me miro tan serena y sonriente, con un trajecito de asillas,
unas sandalias de piel y un sombrero con florecillas bordadas. Con mi madre al
alcance de mi mano, mi padre tal vez nadando y mis hermanos buscando burgados,
bucios y ermitaños.
Soy yo esa niña apacible, sí. Y cuánto daría porque la
infancia de todos los mundos estuviera a salvo.
Así, a la orilla del mar y del
sufrimiento.
Texto y foto, Virginia