miércoles, 25 de noviembre de 2009

Combate





Es la roca.
Lava pulida desde milenios.
Y es el mar.
Primigenia materia que nos envuelve.
En su batalla infinita nada les turba.

La piedra, serena y segura, sabe de batallas.
¡Ah, del volcán que la fraguó, ardiente!
Nada grave espera. Sólo el pie grácil de una muchacha, el pensamiento del pescador, la huella del niño que busca cangrejillos.

El mar, la mar.
Se mueve con la luna, con el viento, con la brisa y con las tormentas.
Con todos se enfurece y a todos enamora.
Allá va la ola, cabalgando sobre azules, blancos y verdes.
Aquí llega, delicada y silenciosa, altiva, poderosa, rugiente y nevada.

Mar y tierra. De ambos somos y a ambos volveremos.
¿Será esa su contienda?







Fotos Virgi
La Punta 09

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Girar




Pequeño joven ¿con qué sueñas?
¿con el reflejo de tu mano sobre el barniz luminoso?
¿con la ciencia que aguarda por tus pensamientos?
¿o es la carta que espera ser escrita?
Me gustaría pensar que entre tu mirada y tus manos no hay tanto espacio como parece. Que no has descubierto aún lo imposible entre el deseo y el hecho. Que ese pergamino no esconde la pesadumbre de la tarde, ni que tampoco guardas en la gaveta tus sonrisas favoritas.

Te veo y los marrones anegan la escena. Nunca supe si el marrón es frío o cálido. Y ahora contigo vuelvo a la duda.

Algo vivo falta, pequeño joven.
Observo desde el umbral y mi sombra no te alcanza.
Tal vez sea la peonza, la que como los astros, gira y gira, arañando y girando, mientras la observas y ya sabes que ese trozo, es la vida, que danza.



Óleo de Jean B. S . Chardin
Retrato de Auguste Gabriel Godefroy, 1741
Museu de Arte de São Paulo

domingo, 15 de noviembre de 2009

Running Legs, New York




Pasos.
Triángulos efímeros
entre la multitud.




Fotografía de Lissette Model
(Viena 1901/ NY 1983)
Fundación Mapfre Madrid
http://www.elangelcaido.org/fotografos/lmodel/
http://www.exposicionesmapfrearte.com/lisettemodel/

martes, 10 de noviembre de 2009

La señal




Dejé una marca para ti.
Teníamos un código ¿acaso no lo recuerdas?
Recorrí el zaguán una y otra vez,
ahora veo que confié inútilmente.

Permanece aún la misma puerta.
Las cadenas no me permiten entrar.
No.
Y tampoco querría, prefiero estar fuera.

Incluso el señuelo que te abría el camino,
muestra la esperanza de que me sonrieras.

Se pierde la huella, el tiempo desgasta los matices que me hacían amarte.
Cuando caiga el trozo de tela, no volveré a mirar esa puerta.