sábado, 31 de marzo de 2012

Misión



Al atardecer, sacaba al tigre que dormía bajo la almohada. Limpiaba sus fauces, le abrillantaba las rayas y le pulía las uñas, mientras Orión cazaba en el cielo. La cama era la selva y el dosel, las lianas. Un río amazónico iba cruzando el lecho y dividía el día y la noche. Cerca del alba, se escabullía, gruñendo entre las sábanas.

Nunca conseguí que me acompañara al teatro.



Fotos Virgi

domingo, 25 de marzo de 2012

Piedra

viviré en esta casa






cerca de las piedras





al amanecer, la luz bañará las hormigas, las abejas,
los saltamontes en la yerba


un rumor sonando en las esquinas,
ahuecando la piel rocosa del día




Fotos Virgi

domingo, 18 de marzo de 2012

Pupila y palabra XXVIII



 Vastedad


Lucen galas de domingo y ademanes de diario. Avanzan seguros de sí mismos, ignorando que el pintor los retrata con pincel fotográfico, empequeñecidos en la grandeza de la iglesia. No le importa lo que representan, sus ojos son para las líneas, los arcos, la cuadrícula del suelo, los ventanales que dejan pasar la luz, limpia de cultos.
Los ve en proporción a la arquitectura, simples paseantes frente a la vastedad magnífica del templo. Con pasos decididos se acercarán para comprobar la exactitud de la mirada, la pureza de los trazos, la fe que impregna el lienzo.
A Saenredam poco le dicen los halagos o las críticas. Ha encontrado un sendero para plasmar el alma de la arquitectura religiosa. Diáfanas o en penumbra, sus iglesias nos atrapan y quisiéramos reposar dentro, rezar sin oraciones, meditar con la luminosidad del gótico sin adornos.
Piedra, madera, cristal. Pocos elementos para elevar edificios imponentes y majestuosos donde las personas son muñecos deambulando en un mundo que desconocen, espacios blancos, silenciosos, pese al frufrú de los vestidos y el tintineo de las joyas.
En la quietud del templo, un grupo poderoso avanza. A un lado, los perros dan la medida de la indiferencia y, la serena quietud que pinta Saenredam, sube por las columnas, se instala en el techo, goteando lenta, muy lentamente, hasta llegar a nosotros.




Iglesia de San Bavón, Haarlem
Pieter Saenredam (1597/1665)





lunes, 12 de marzo de 2012

Aroma



Sentada al borde del charco, le caminaba el ámbar por el cabello.
Su mirada iba del agua al suelo, del suelo al agua.

Las barcas la esperaban, pacientes, inconclusas,
densas de sal y sol.




Ella sólo quería el aroma de las glicinias.





Fotos Virgi
Glicinias en Broadway, Worcestershire, de la red

miércoles, 7 de marzo de 2012

Lastre

como el poso de la sal




como las algas al fondo




como el poste en la linde




así nos aferramos
y pocas cosas nos hacen alzar el vuelo


Fotos Virgi

jueves, 1 de marzo de 2012

Voces VI



Con este fisco de invierno que tenemos, mucho veruje, sí, pero el Teide no trinca nieve ni pa’ trás. Parece que el tiempo, torrontudo, se empeña en trancarse allá arriba y ni una sorimba cae. Aprovechando el solajero, los verdinos se echan en la tosca, sollamada por la calufa. Los mujos, resequidos, son como finchos menudos sobre las piedras. Y las canarinas, al borde de la laurisilva, firringallitas, sin casi colores.
Entre los troncos asoma un quíquere y detrás, una purriada de gallinas. Una de ellas, algo pureta, picotea unas quineguas medio podridas y las otras, golosas, se lanzan sobre las trebinas.



Sobre la liña, una camisa llenita de lamparones de cuando al dueño le dio un fatuto y cayó redondo al suelo. Los palitroques del ciruelero forman un pequeño goro donde bala el baifo, empericosado en el majano. Me paseo por el veril del caidero buscando lascas de obsidiana pero no jallo ninguna. Me da magua no encontrarlas, otra vez será.
El sol sigue, camocho, en lo alto del cielo. Ni posma ni agüilla, nada. A ver si se le vira el buche de una vez y nos enchumba a todos, nieve, hielo, lluvia, granizo.

¡Aymería! Atoletados nos quedaríamos



Fotos Virgi