jueves, 31 de octubre de 2019

Recelo


Prefiere verlo todo borroso 
antes que la nitidez del desastre.



Texto y foto, Virginia

viernes, 25 de octubre de 2019

Matraquilla


Tan tiquismiquis, que el desconchón de la pared le impedía conciliar el sueño. 
No por el roto mismamente, solo porque era un triángulo bordeado de imperfecciones.




Texto y foto, Virginia

jueves, 17 de octubre de 2019

Mis padres


Mis padres cuando aún no estaba yo en su vida. Joviales, enamorados, tan jovencitos que eran poco más que mayores de edad. Unas veces en el mar, otras en la montaña o en la isla de enfrente.



Mis padres sin nosotros, cuando la vida era solo un corazón.


Ahora que no los tengo, quiero pensarlos así, mientras la mañana se levanta y los miro tan unidos, ya lejos, sí, pero aquí cerca.


Texto y fotos, Virginia

martes, 15 de octubre de 2019

Argumentos




¿Y por qué vuelvo al sur y torno 
y retorno y regreso?

Por sus caminos secos, por las casas de solitario coraje, por los muros  espartanos sembrados al sol.















Vuelvo por los grises chabocos relucientes y las aulagas enredadas en sus cabelleras frágiles.


Regreso al sur por las pencas y las veredas. Por las eras y los pinos zanquiados,  por la nube tímida y despistada, por  las piedras bordeando la calzada.




Vuelvo al sur. Y torno y retorno y regreso.

Texto y fotos, Virginia

domingo, 6 de octubre de 2019




Tiene los cables cruzados
Le patinan las neuronas
Que le echen un riego
No tiene bien el tino
Las chavetas no le van
Electroencefalograma plano
No le rige
La cocorota le falla
Que le aprieten los tornillos
Le falta un agua
Está más pa’llá que pa’cá
No está bien de la azotea
Se cortocircuitó
A mí no me digas, pero muy completo no es
Necesita un hervor



Texto y foto, Virginia

martes, 1 de octubre de 2019

VOCES XLI



Tan ratiño pa’ sus cosas, que se enguruñaba en el catre y no le veías ni el totizo. Siempre andaba como esmorecido y aparte de retaco, era un golifiento. Si le daba la venada, preguntaba de esta y aquél, pero sobre sí mismo, apenitas. Y pa’ un convite,  ya le digo, se apretuñaba el bolsillo y no soltaba ni medio duro. Encima, era un ñanga y un pejiguera, como decía mi padre: “Chiquito enjergo este pendejo”.

Un día le dio un mal aire y se quedó sarsaliando, con las bembas encarnadas y un zarpullido en los brazos. Nos dijo que había sido por unos chochos y unas sardinas saladas en la venta de seña Rosa. Más bien pensamos que era de los chingos de vinote viejo con gofio ácido que tenía en la alacena, ¡cruz, perro maldito, vaya un hombre trafullero!




 Texto y fotos, Virginia
 Casa en el sur
 Venta en La Aldea de San Nicolás