En medio del desastre, siempre hay alguien que alza la voz y
marca el camino; lo da todo, no piensa en el infortunio, ni en la hecatombe, ni
siquiera en la tristeza.
Se yergue con la naturalidad de haber nacido para esa
labor, perfumar la atmósfera del resto, dar luz en medio de la noche, brillar
para los demás como un destino natural y sin pedir nada a cambio.
Texto y foto, Virgi