viernes, 19 de enero de 2018

Arquetipo


Aquella familia era de manual.
La madre, con la cantinela de “se come con la boca cerrada, no se bebe si aún masticas”. El padre, ídem, “no apoyen los codos en la mesa y pónganse derechos”. El hijo adolescente, de barba rala, fleco sobre el plato y con cascos mientras oye a Jimi Hendrix o The Who, un punto a su favor, sin lugar a dudas. La hija, poco más que chica, con el móvil como menú principal, ni cuenta se da si come arroz o espaguetis. El pequeño, atorado de papas fritas y kétchup. La abuela, parsimonia de anciana, reza unas jaculatorias para bendecir la mesa.
Por último, el perro desde su posición de privilegio, no en vano ostenta un pedigrí absoluto, observa la escena con distinción, almorzando cada día con la familia un bistec de ternera o unas lonchas de jamón york.



Texto y foto, Virgi