El Condado de Norfolk, al este de
Inglaterra, justo enfrente de Holanda, tiene unas particularidades muy
interesantes que nos dejaron encantados.
Aparte de la capital, Norwich -lindísima
ciudad muy recomendable, con callejuelas cautivadoras, el castillo imponente,
su catedral magnífica-, y de una atractiva costa muy trabajada por el mar (que
poco a poco va ganando terreno hasta el punto de que ha avanzado derrumbando
casas y comiendo planísimos terrenos de cultivo), pueblitos cautivadores
rodeados de campos de cereales, iglesias medievales que se anuncian desde lejos
con sus potentes torres, playas infinitas con chiquillería jugando, cogiendo
cangrejos o bañándose, antiguos graneros inmensos, algunos faros majestuosos, molinos
de cuento y otras preciosidades, dispone también de una red única en el país de
ríos, canales, lagos y lagunas.
Son los llamados Broads, un
sistema de comunicación que funciona desde la Edad Media, con mayor desarrollo
a partir de 1600. Un paisaje donde el agua es el elemento primordial, que
camina con parsimonia a través de sus seis o siete ríos. Comunicados entre
ellos, sirvieron en su momento para el transporte de lana, madera y productos
del campo, siendo un elemento primordial en la vida del condado, pues conforman
decenas de zonas catalogadas como reserva natural. El verdor de las orillas
esconde una vida muy rica, que se prolonga en las marismas cercanas, con patos,
cisnes, garzas y otras numerosas aves.
Suman en total unos doscientos
kilómetros y la gente de la zona navega por ellos con la normalidad de quien
pasea por los caminos de su pueblo. Se atisban campanarios, molinos enormes,
algunas ruinas como la de la Abadía de St. Benet (la única iglesia católica que
Enrique VIII no cerró), muellitos particulares, casonas y casitas, barcos de
vela, yates de todo tamaño, barcazas donde vivir un tiempo un sueño de
película.
Para la práctica del senderismo, también ofrece unos trescientos
kilómetros de caminos entre cañaverales, arbolado, puentecillos, algún pub
donde refrescarse y sobre todo unos caminos llanos y repletos de vida natural.
Mientras íbamos por el río Bure,
pensaba que ese tiempo de navegación era el de antes, cuando la prisa no se
conocía, las horas eran también distintas y la vida te permitía pensamientos
lentos y, seguramente, más productivos. Confinada en un pequeño espacio, con
agua y altas hierbas (juncos que aún hoy se usan para cubrir muchos tejados, a
modo antiguo) a cada lado y un horizonte líquido, la vida se mueve de otra forma
y nos sentimos vacíos de obligaciones, proyectos y ataduras.
Navegar por un río
durante horas, sin ningún objetivo, con el sonido del motor, plof, plof, plof y
el chapoteo ligero de los patos, indiferentes al mundo circundante, me ha enseñado algo nuevo, un placer
desconocido hasta ahora, la placidez de la naturaleza que siempre está ahí,
esperando paciente a que nos reencontremos con ella.
Gracias a Patrice, hospitalaria,
simpática a cualquier hora, dispuesta para todo y excelente cocinera. También a
Joshua, capitán inteligente y con recursos ilimitados.
Texto y fotos, Virgi
13 comentarios:
¡Una maravilla de lugares!
¡Una maravilla de entrada!
Besos y salud
Gracias, Genín, eres un encanto de persona, siempre positivo y alegre. Un placer haber dejado los comentarios abiertos y que los inaugures tú. Mi salud por ahora, bien, confío que sea igual para ti. En cuanto a los besos están por descontado, porque vibran en la atmósfera y más para ti.
Cariños y salud, que es lo más importante. Y GRACIAS otra vez.
Da relajo leerte y ver esas lindas imágenes. Un viaje precioso.
Abrazos.
¡¡Hermosas vacaciones, hermosa crónica!!.
Gracias, Virgi
Qué cosa más bonita de crónica. Preciosas fotos, eres una reportera que además de disfrutar los viajes, nos lo haces pasar bien a los demás. Muchas gracias.
Besicos muchos.
Qué bueno que dejaste la puerta abierta.
Aprovecho para decirte lo mucho que añoro tus letras, tus crónicas y "este viaje ciber" del que tanto he aprendido...
A ver si soplan buenos vientos y regreso cuando pase el calor.
Besos, besos querida.
Una guía excelente Virgi. Una invitación sugerente a "volver" a ese pasado que recreas.
Fuerte abrazo, viajera.
Sí, estuvo muy bien, Isabel, la amiga es muy vivaracha, hospitalaria y simpática. Lo pasamos muy bien y vimos cosas muy interesantes. Abrazote y mil gracias, luego paso a visitarte.
Me alegras, Myriam. Mucho, porque con todo lo que viajas, es un halago tu opinión, un besote, abuela feliz ;)
Debe ser mis años de maestra, que algo o mucho me ha quedado, Nani. Y como también me gusta indagar sobre lo que visito, pues entre una cosa y otra, me resuelvo jijiji. Gracias por tu cariño y seguimiento, cielo.
¡Ay, Sole, qué bien, pero qué bien verte por aquí! Ya ves que yo cuelgo mucho, pero ni visito, ni abro los comentarios, el blog me sirve de diario, pero lo encuentro muy lento, muchas veces tengo que hacer un esfuerzo hasta para colgar las entradas. De veras una alegría volver a encontrarnos. Miles de besos.
Placer de que te guste, Ernesto. También de que te hayas molestado en venir, con lo poco que abro los comentarios. Muy agradecida de tu empatía y simpatía ;)
Siempre un placer, un largo recorrido por tu espacio. Y un placer dejarte un tequiero dentro de un abrazo.
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