Le mandó un estoperón al
ventanillo, que no entraba ni apenitas luz. Al estalaje del cable espichado sin
fundamento tampoco le ponía mucho asunto.
Con tal de enjalbegar el muro,
aunque fuera algo champurriado pero sin rastro de humaceras, todo lo demás le
importaba un pito. Toleta perdida es lo que era, malimpriada mujer, siempre
pendiente de machangadas en vez de irse de belingo y divertirse un rato.
Texto y foto, Virginia
4 comentarios:
Increíble !!!
Al fin puedo. me encantó la foto y la perorata, pero tengo una duda: esas "manchangadas" no acabo de entenderlas, aunque puedo colegir su significado por las brillantes y antiguas trochas por las que nos lleva tu relato.
Besos.
Vaya, vaya, ahora veo que dejé los comentarios abiertos y pasaste a verme, mil gracias, Alfonso. Es lo que tienen mis despistes, te va un abrazo enorme.
Gracias a estas machangadas y a despistarme con los comentarios, puedo ver que has venido, Juan L., dejando un simpático comentario. Muy agradecida, me asomo al balcón y te soplo un abrazo grande, grande.
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