lunes, 17 de febrero de 2020

Belleza de mantequilla








El templo de Bhandasar, considerado el edifico más antiguo de Bikaner, al norte del Rajasthan, fue erigido a principios del s. XVI por los creyentes del jainismo, un grupo muy reconocido en la India, portadores de una religiosidad antigua y estricta y extremadamente respetuosa con el mundo animal. También con eficaces fuentes de riqueza, poseen infinidad de construcciones regadas por el país, todas de una hermosura inconcebible, sean templos grandes como el de Ranakpur (1444 columnas de mármol, todas distintas), los diminutos y laberínticos de Jaisalmer o el pequeño pero lujoso de Phaloti con mármol de Carrara, cristales de Bélgica, imágenes de China.




El de Bhandasar está en un arrabal de la ciudad -otrora poderosa por su situación en la ruta de las caravanas-, rodeado de calles polvorientas, vacas de ojos inmensos, basura por doquier, y se alza sobre un pequeño promontorio que salvamos subiendo unos pocos escalones y pasando bajo una pequeña cúpula sostenida por cuatro pilares.


Nada por fuera anuncia la belleza del interior.
Anonada el lujoso colorido, las imágenes sensuales como acabadas de colocar, la suave textura de paredes y columnas, el relato de batallas en lo alto, viñetas con cientos de personajes, y sus veinticuatro tirthankaras o maestros protegiendo el recinto.




Nos enteramos luego que en su elaboración, en vez de agua para preparar el mortero, se usaron 40.000 kilos de mantequilla de búfala  lo que contribuye a darle un brillo untuoso que semeja recién hecho.



Dicen los lugareños que en días de calor extremo, las paredes exudan un sutil líquido cremoso, y ciertamente, habremos de creerlo, viendo el velo transparente, antiguo y joven, que, como una piel protectora cubre el templo, milagrosamente indemne entre el caos que lo rodea.




Texto y fotos, Virginia