Hay momentos, situaciones,
sentimientos, que nos anudan a la vida y a las gentes. Uno así, es el acto de
Los Verseadores en Fasnia, que va ya por su cuarta edición.
El prodigio de los repentistas
con sus décimas espontáneas, en controversias entre unos y otras, produce un
impacto que, aunque pasen cinco horas, nos mantiene pegados a la silla. Niñas
con un don especial, chiquillos de reflejos inusitados, hombres cargando un
saber antiguo, mujeres dispuestas a la contesta en el más puro estilo del
octosílabo y el punto cubano. De esos placeres esperados con ilusión, que se
saborean como un regalo para luego rememorarlos hasta que ocurra nuevamente.
Se celebra como homenaje al poeta
popular Pepe Urbano (1895-1961), personaje reconocido y valorado por su
capacidad poética para la vida cotidiana. Sin haber asistido nunca a la
escuela, se podría decir que hablaba en verso, usando la décima con una
facilidad pasmosa.
En cada edición participan
verseadores de todas las islas, criaturas que nos emocionan con sus recursos, adultos
experimentados, cantantes, tocadores (Domingo el Colorao, pura hipnosis) e invitados
de otros países, como Cuba, Argentina, Puerto Rico o Uruguay. Este año actuó un
grupo de Panamá, con su violín y sus “torrentes”. Maravilloso.
Conduciendo la música, el humor,
la ternura, la sabiduría y ese don al que ya he hecho alusión, Yeray Rodríguez,
un ser extraordinario de los que debieran existir muchos más para compensar la
estupidez y maldad humana.
Gracias al Ayuntamiento de
Fasnia, con ganas e ilusión para un proyecto de lo más reconfortante, preñado
de fraternidad, ternura, respeto y sabiduría.
Texto, Virginia