Los gatos de Croacia presumen sabiéndose rodeados de
monumentos. Con una prestancia muy suya deambulan por las ciudades adriáticas,
indiferentes entre el Foro Romano de Zadar o apoyados en la esfinge sin nariz del
Peristilo en Split. Igual cruzan las losas pulidas de cualquier lugar antiguo,
duermen al sol cerca del Órgano Marino, se apostan bajo la roldana de un pozo
medieval o entran al Templo de Júpiter como si fuera su casa.
No tienen estos gatos prejuicios de razas ni religiones. Lo
mismo se dejan acariciar por un japonés que les saca treinta tomas en un
segundo, que por una brasileña de gestos tiernos. El niño francés les hace
carantoñas y la señora italiana le dice: “Oh, il mio caro bambino!”
En la
puerta de la iglesia ortodoxa de Dubrovnik se acurrucan unos con otros, bajo
las murallas disponen de cestas y cajas para dormir y en Trogir se deslizan por
los peldaños de su hermosa catedral. La Fuente de Onofrio tiene un gato a todas
horas, ajeno a las muchedumbres que cada día inundan la ciudad, y en la entrada
del magnífico San Donato de Zadar, duermen dos gatitos blancos, latiendo sus
peluches algodonosos sobre los arquitrabes romanos.
Los gatos croatas ni caso hacen de los turistas, con altiva
indolencia caminan entre nosotros, suben una reja, escalan el muro de un jardín
o se dejan pintar en las paredes de
Zagreb. Lánguidos como solo los felinos saben ser, igualmente descansan en los
bancos centenarios del Palacio de los Rectores o se cuelan vertiginosos por los
barrotes de un balcón renacentista.
Hay gatos en jardines, sobre un árbol, en los asombrosos
subterráneos del Palacio de Diocleciano, asomados a un hueco, apostados en una
esquina o trepando ágiles, entre la ropa tendida, a un ventanal gótico. Ajenos a lo que les circunda, puede
ser que en algún momento se dignen observarnos. A nosotros, visitantes de poca
monta, que recorremos con prisas y agobios lo que ellos conocen con elegancia de
siglos.
Los gatos de Croacia exhalan una sabiduría envidiable, la de
ver la vida desde un lugar distinto al nuestro.