No era el óculo del Panteón, no,
tampoco esperaba encontrarlo en aquellos secarrales. Si acaso un círculo por
donde escapar cuando le hiciera falta. Mirándolo de esta forma, se lo cargó a
la espalda hasta el salón de su casa.
El problema que tiene ahora es la luz que
trajo consigo, que no le deja conciliar el sueño.
Texto y foto, Virginia