Siguiendo la sombra, se acercó a la pared. Vio entonces un cartel, y llegaron niños a su memoria, juegos, libros, un patio al viento, el olor de los lápices con la cuchilla, letras en un cuaderno de cuadros.
Tentada estuvo de entrar, por saborear el aroma que volvía a ella como la madalena de Proust; pero no, cruzó una nube, desapareció la sombra, volaron los recuerdos y continuó el camino.
Texto y foto, Virgi