lunes, 13 de abril de 2020

Asidero




El niño que una vez fue, pugnaba por salir. Solo quería jugar al sol, en la plaza de la infancia, con sus amigos y la niña que le había robado el corazón, con el perro callejero lleno de pulgas y cariño, con el patinete de freno remendado.

Era todo lo que veía desde la cama, entre los tubos, a través de la mascarilla, bajo la sábana, sobre la bata hospitalaria.

Todo lo que veía mientras andaba por el borde de la oscuridad era eso, y únicamente, el sol de la niñez.





Texto y foto, Virginia