En soledad le florecen las dudas, no sabe si sentarse en la
silla o en el sillón. La indecisión lo lleva a un territorio al que acude con
frecuencia: saca las marionetas de la alacena y conversa largamente con ellas.
Esa solución no le plantea ningún reto, lo tiene todo pensado,
dicho y hecho.
Demasiada incertidumbre habiendo soluciones rápidas.
Texto y fotos, Virginia