Las guerras inútiles.
La congoja.
Agujeros en las fachadas de unos y otros disparos.
Una pesadumbre que crece.
El frío, la tristeza de la contienda, las heridas, las
penalidades sin fin.
Bombas aquí y allá, tantas y tantas, por todas partes.
La sangre que mancha los muros.
El cierzo cruzando el pueblo de punta a punta, sin acabar
nunca de borrar los lamentos.
Ladrillos, puertas, rejas, ventanas descoyuntadas, baldosas
arrancadas, peldaños a ningún sitio, una fuente sin agua, una plaza sin niños.
Las guerras absurdas, todas. Esas donde mueren los que menos
saben de la razón de las guerras.