sábado, 21 de octubre de 2017

Mi madre




Mi madre. Coqueta y valiente; decidida, curiosa por aprender pero nada interesada en las vidas ajenas, casi que ni en las nuestras.
Mi madre. Con sus zapatos hechos a medida, su bicicleta y sus pantalones cortos. Lápiz de labios Lancôme, perfume del bueno con rastro leve, espejitos y pañuelos en todas partes.

Rápida y efectiva, mi madre. Intuitiva, sin rodeos, sin exceso de ternura, aguda, crítica, espartana ejemplar.
Independiente mi madre,  poco preocupada del qué dirán ni de halagos gratuitos. Tampoco confiada en las aptitudes de sus hijos, en verdad. Amante de la cinta aislante, un lápiz y un papel, los libros, las revistas de cine  en su juventud.

Mi madre en el mar, mi madre en el Teide con mi padre, mi madre sobre la proa de una barquichuela yendo a ver la ballena. Mi madre en botas de agua. Mi madre y su huella en nosotros, todo un cofre de palabras canarias, consejos e ideas prácticas. Mi madre, con sus tuppers de croquetas, arroz de burgados, potaje o el inovidable conejo en salmorejo.

Amante de bolsos, zarcillos y collares, mi madre. Mi madre, la que quiso hacer farmacia y pudiendo, no le pusieron el asunto debido. Mi madre, la de las inyecciones de Redoxon, la madrugadora, la de los bailes en el Camacho con mi padre y las cenas en el Puerto.

Mi madre, a quien hice reír tantas veces y a quien extraño un día sí y otro también, después de setecientos treinta días sin ella.
Mi madre, hoy y siempre.


Texto y fotos, Virgi


18 octubre 2017