viernes, 28 de abril de 2017

Alternancia


Me encanta el circo. Cuando ví al equilibrista sobre el alambre, me enamoré perdidamente de él. Representaba todo lo que había soñado: era guapo, fibroso, moreno, de pelo áspero y poca sonrisa. Lo contemplaba cada día desde la primera fila. 
Tardé en darme cuenta que el amor de su vida nunca iba a ser yo. Era el alambre el objeto de su deseo. Dormía abrazado a él. Le sonreía, lo acariciaba, le hablaba quedamente. 
Ahora me muero por el contorsionista.



Texto y foto, Virgi