jueves, 18 de octubre de 2012

Pupila y palabra XXIX






Nostalgia


Las nubes se rizaban, tibias en un cielo de otoño.
Juniet, sentada con su madre, veía pasar la mañana.
Iban a la feria del pueblo. Pero antes, la iglesia, con sus salmos y su aburrimiento. La mirada del pastor, inquisitiva tras la aparente dulzura. Juniet tiraba de la falda de su madre: ¿Cuánto falta, cuánto falta?
Le gustaban los domingos, salían todos en la tartana, lenta, minuciosa con las piedras, de ruedas enormes y asientos incómodos, serenamente tirada por la yegua, un miembro más de la familia.
Al soco del carruaje, se colocaba el perro y allá quedaba la granja, entre el riachuelo y las pacas de paja, las gallinas y el almacén.
Era un recorrido largo y la única ocasión en que pasaban una hora tan juntos, silenciosos y reservados, camino de la iglesia y de los vecinos.

A Juniet no le gustaban los actos religiosos, solemnes, llenos de cruces, promesas, amenazas y arrepentimientos. Con impaciente paciencia, esperaba el final para pasear entre vendedores de fruta, miel, verduras, herramientas. Había un herrero dándole al yunque, una señora que hacía cortinas de encaje y el anciano que daba vueltas a las nubes de algodón
Era de las pocas veces en que su padre le consentía algún capricho: un pajarillo en su jaula, una hucha de metal o un molinete al viento.
Pasado el mediodía, volvían de regreso. El camino, entre sueños, se le hacía enorme a Juniet.

Mucho más tarde recordaría ese tiempo. Al contemplar el cuadro, un perfume melancólico le traía el carruaje y el perro, las nubes, su familia, el silencio del sendero.


Aquellos momentos ya nunca volvieron.
Ni antes ni ahora. Algo tienen los domingos de nuestra infancia, un sabor dulce y triste, que sobresale entre las semanas y nos cobija en la nostalgia.


El paseo de Juniet , 1897 (?)
Henri Rousseau




62 comentarios:

Beauséant dijo...

Sin embargo en esa pintura nadie parece especialmente feliz. Quizás, claro, no eran conscientes de que estaban viviendo uno de esos momentos que rara vez se repiten.

virgi dijo...

Es que tendemos a cambiar los recuerdos, Beauséant. O son peores, o son mejores o ni siquiera llegan a ser recuerdos.
Besos

Isabel Martínez Barquero dijo...

Qué bonito... La infancia es la patria del hombre, lo di¡o el poeta, y llevaba razón.
Creo que has elegido un relato muy dulce, que le va de maravilla a ese cuadro.
Un abrazo, querida Virgi, y mi deseo de que no seas invadida por la nostalgia, aunque es imposible huir de ella siempre.

Darío dijo...

Algo tienen los domingos de nuestra infancia...sin dudas...un rescate precioso de tu parte.
Un abrazo.

virgi dijo...

No, querida Isabel, es el cuadro el que me trae esas sensaciones.
Lo tenía más o menos escrito hace casi un año, pero iba colgando otras cosas. Además, no acababa de darle el tono que quería.
Gracias por tu fiel entusiasmo, amiga.

virgi dijo...

¡Qué bien, Joven, que te guste!
Montón de besos, sí!!!

Javier Ximens dijo...

Como persona que trato de escribir alguna cosilla, admiro esa capacidad de observación que demuestras en esta escena. Envidia me das, claro, me justifico, que haciendo esas fotos está claro que eres una buena pintora de instantes. Sí, aquellos domingos nunca volverán, pero están en el bagaje de la memoria.

virgi dijo...

Apreciado Ximens, un placer bien cierto recibir tus palabras.
Siempre me ha interesado la Pintura y cada cierto tiempo voy colgando historias que me sugiere algún cuadro.
Gracias y un abrazo

mateosantamarta dijo...

Es triste tu relato? Esta evocación melancólica me humedece los ojos. Das vida a esa niña para que nos recuerde la infancia, lejana, y próxima, alegre y triste. En mi pueblo no había feria, pues es muy pequeño, pero estaba lleno de prados, eras, huertas, sembrados. Un horizonte infinito.
Un abrazo, Virgi.

virgi dijo...

Mi querido Mateo, veo que nos seguimos entendiendo.
Chico tierno, muchos besos, gracias por tu mirada cómplice.

Genín dijo...

Hoy me ha vuelto a suceder, he mirado el cuadro con la familia completa con sus animales y todo (Seguramente faltará el gato) y no he podido evitar sentirlos a todos ellos muertos, es algo que me sucede en cuanto veo una fecha vetusta, muy vetusta, enseguida se me hace presente la muerte, a lo mejor es que me está avisando...jajaja
Quita, quita, ni en broma...jajaja
Besos y salud

virgi dijo...

Eres total, Genín, ja ja ja...
Besos, campeón.

Pluma Roja dijo...

Recuerdos lindos que guardamos en nuestra memoria. Nunca desaparecerán estarán como fotografía pegada al corazón.

Cariños Virgi.

JLO dijo...

los domingos ya son nostálgicos de por si... hoy se asociarían con el fútbol y antes con la radio...

lindo cuadro y linda historia... melancólicamente bella... salu2

Sarco Lange dijo...

Leería este texto, si pudiera, claro, con Ildefonso Falcones y Ken Follet,y les vería la cara de envidia.

Un beso.

alfonso dijo...


· Yo... como Juniet. Y ahora voy una... o ninguna vez. Ninguna.
Mentiría si te digo que pintas muy bien y que escribes mejor. Ya sé que nada de eso es tuyo. Eso si, he de reconocerte el buen criterio de selección, maestra!

· BdPH

CR· & ·LMA
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·

diego dijo...

Virgi, tu entrada (más que el cuadro de Rousseau) me ha traído al recuerdo los paseos que nos daba mi abuelo en su vieja tartana desde su cortijo manchego hasta lo que llamaba la pinada para merendar entre los pinos carrascos. Yo tenía 6 años. Y una palabra nueva para mi coleto: soco. Ya me he estrenado en esta noche te cuento :)

I. Robledo dijo...

Un viaje bellisimo a la nostalgia, amiga... Me ha encantado

Un abrazo

Verae dijo...

Cuadro y texto se complementan en perfecta comunión. Sería un argumento interesante para una película costumbrista de una época ya muy lejana. Muy, muy lejana.

Te dejo un beso, Virgi.

V dijo...

Me identifico absolutamente. Pierdo la cuenta si he de enumerar las veces que hice esa misma pregunta ¿Cuanto falta?. Los domingos tenían ese doble programa, de misa y posterior rueda de churros con chocolate en mi caso.
Y en ocasiones me llevaban ¡al cine! De ahí parten tantas ilusiones que tu plasmas otra vez de maravilla.
No conocía el cuadro, pero la estampa también resulta familiar.Es un placer recuperar la infancia, aunque sea por unos instantes. Un abrazo.

alkerme dijo...

Llegan días y se agolpan los recuerdos. Desde la distancia nos conmueve la nostalgia de lo que fue y no volverá. Lo bueno, pero tampoco volverá lo malo, esa es la fortuna.

Un abrazo.

virgi dijo...

Y lo malo, podremos afrontarlo con más sabiduría?
Besos, Alkerme, y gracias por tus visitas.

Ana dijo...

Todos tenemos en nuestra memoria cosas de nuestra infancia que nos endulzan los recuerdos o los amargan porque nos hicieron daño. Pasa que quedan marcados en los adentros para siempre.

BESICOS.

Ginebra dijo...

¡Qué bonita interpretación de una pintura!. Ocurrente y bien escrito.
Cierto que los domingos de la infancia eran especiales, vestido o ropa de domingo y síiii, también la fastidiosa misa, yo me rebelé pronto y dejé de ir, hacía novillos en horas religiosas, ¡menos mal!

Eva Letzy dijo...

Qué lindo el texto!!
Yo también cuando era chica siempre preguntaba ansiosa "falta mucho?, falta mucho?"...
Buen fin de semana, un saludo

PSYCOMORO dijo...

Gracias, Virgi. Entiendo lo que ves porque debo mirar de forma parecida la tuya; es un placer sentirse compañado en este desierto tan extraño. Un beso.

virgi dijo...

También yo me siento acompañada.
Y es un gran placer, enorme.
Besos y más besos.

Elysa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Elysa dijo...

Sí, esos domingos no volveran, pero están cobijados en la memoria. Pura nostalgia tu texto.

Besitos

maria dijo...

La infancia tiene esas cosas, luego las recordamos con melancolía. Me llevaste hasta allí, así que te dejo un beso. Y una estrella.

violeta dijo...

Esos días de infancia que nos invaden. Qué la nostalgia no forme parte de tus horas.
Besos, cieliño

Sole dijo...

Estoy alucinada, ¡has pintado el mismo cuadro con palabras.!

bSöS.

marichuy dijo...

“Algo tienen los domingos de nuestra infancia, un sabor dulce y triste, que sobresale entre las semanas y nos cobija en la nostalgia.”

Tan cierto...

Cuántos recuerdos, Cuánta melancolía. Yo también acompañaba a mi abuela, un poco a regañadientes, a la misa del domingo.

Un abrazo, querida Virgi

virgi dijo...

No sabes cuánto me cansaban las misas, apreciada Marichuy. Menos mal que a los 15 ya las dejé.
Besos besos

Esilleviana dijo...

La iglesia coartando nuestro pasado y nuestra historia. Los recuerdos son como cortos paseos en tartana en compañía de los nuestros, de los antiguos amigos y de los que dejamos atrás.
Bonita interpretación a ese cuadro que podría tratarse de una clase de historia o de filosofía :))

Un fuerte abrazo

Mayte dijo...

Me dejo caer en la tibia tarde de tus letras que abrazan deliciosamente cada historia, que disfrute leerte.

Besotes!

Dol dijo...

Muy bonito.
Te mando besos de sábado,sin nostalgias.

andandos dijo...

Todo esto es verdad.

Un abrazo

Isabel dijo...

Es curioso que el sentir no cambie a través del tiempo, (de los que sienten, claro).

Es muy propio del otoño dejarse invadir por la nostalgia, que decía mi madre.

ABRAZOS

virgi dijo...

Pues tienes bastante razón, Isabel. Lo pensé en otoño pasado y lo colgué en éste.
Besos y besos

tanci dijo...

Mi querida Virgi, me meto de lleno en el cuadro embebida en colores, olores, sabores y recuerdos. Subo al cochecito para pasear junto a Juniet. Soy ella. Sin embargo me quedo entre las pacas de paja, la granja, las gallinas, el almacén e incluso con el perro. Con esa maravillosa “impaciente paciencia”, se queda a esperar en paso de los días, la caída de los otoños, “la esperanza desesperada”… Recuerdos que nos trae ese maravilloso perfume con que nos brindan tus palabras. Tan interiorizadas y pulcras. De momento me vale mucho más lo ancestral, lo que despierta mis sentidos y tú, con tu entrada junto con la pintura de Rousseau(maravillosa descripción der Sr. Cura), te has encargado de reavivarlos. Te abrazo cálidamente.

virgi dijo...

Reconfortante siempre, querida Tanci. Mi agradecimiento más tierno y cariñoso.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Plas, plas y plas. Te aplaudo y me quito el sombrero. Ya echaba de menos estos relatos tuyos sobre un cuadro, son fabulosos y el de hoy lo he sentido tan cercano!!
Siempre disfruto al pasar por tu espacio. Nos regalas luz, optimismo, alegría y como hoy, un sin fin de sensaciones. Muchísimas gracias Virgi.
Besicos muchos.

Sue dijo...

Algo tienen sí, y tú lo cuentas tan bonito que parece que estamos allí.
La vida no es como fue sino como la recordamos.

Besos Virgi.

Anónimo dijo...

Me haces recordar tantas cosas: las calles vacías de coches donde jugábamos por las tardes, los domingos al parque, al cine, a la plaza, las fiestas que tan bien pintas.
No sé si Rousseau vivió las mismas cosas o te las has inventado, pero da igual, la infancia es muy parecida.
Abrazos

Franziska dijo...

¿Por qqué los domingos son tan importantes en la vida de los niños?

Porque era el único día de la semana que el padre estaba con ellos y se hacía siempre una pequeña fiesta, en los detalles pequeños, por lo menos en las comidas y también la madre estaba más alegre.

Nunca retrocedemos al pasado porque no es posible y todo lo que dejamos, con el paso del tiempo, lo vamos envolviendo en la dulzura de los mejores momentos. Somos así.

Un abrazo.

Alfred dijo...

Estampa quieta estática, como ante una foto, que piensan estos personajes, están ajenos al paisaje?, son conscientes de estar en un tiempo congelado.
Un saludo.

virgi dijo...

Hola, Alfred ¡Bienvenido!
Un beso

Aristos Veyrud dijo...

Bueno yo tuve la fortuna de que mis padres nunca fueron a ninguna iglesia los domingos ni ningún otro día, hasta cuando entré a la escuela y me obligaban en la materia de religión a estar los domingos en la iglesia, pero no tengo nostalgia por ello ja ja ja, porque siempre asistía solo.
Bien logrado este relato en el propósito de pintar la nostalgia de esa unión familiar a pesar de los sinsabores del acto religioso.
Toca con estilo esa fibra profunda del sentimiento y la memoria desde el oficio de la estética.
Un abrazo Virgi!!!

LA ZARZAMORA dijo...

Desbordante imaginación la tuya, que rebasa las pinceladas y el instante, paseándonos en ese carruaje hasta aquellos domingos, en el que recostado, anida el recuerdo.

Besos, tesoro.

matrioska_verde dijo...

que fragmento tan delicioso... y el cuadro me encanta...

en mi infancia no hubo muchas misas y ahora hay menos pero me gusta la unión familiar que se describe enel texto.

biquiños,

silvia zappia dijo...

nunca se vuelve...será por eso que los domingos....

abrazo, maestra*

edgar dijo...

¡Ay, los domingos de fútbol, cine, cholatinas, chicles, regaliz...!
No teníamos un carruaje, pero me suena, me suena.
Tierno y melancólico, casi triste.
Abrazos, Virgi

edgar dijo...

(Rousseau y su mundo, qué hombre personal, le daba igual, él hizo su camino y punto)

edgar dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Esmeralda dijo...

Muchos tuvimos una infancia en la que primero había que cumplir con los rituales, después la diversión.
Ahora hay otros sustitutivos.

un abrazo

Mercedes Pinto dijo...

Me has hecho recordar mis domingos de niña. Así eran, sin carruaje, pero así eran.
Precioso texto.
Un abrazo.

virgi dijo...

Gracias, Mercedes, me alegras.
Besos besos

Tesa Medina dijo...

Ay, Virgi, qué bonito.

Dan ganas de pintarles bigotes y sonrisas a todos los personajes del cuadro leyendo tu relato.

Tampoco a mí me gustaban los ritos, y después de ver el color de la casulla del cura por si me lo preguntaban las monjas, me largaba a jugar al parque.

Un beso,

virgi dijo...

Cielo de chica, gracias.
Tienes pinta de rebelde, besitos.

gaia07 dijo...

Cuando recuerdas con alguien que ha vivido contigo las mismas situaciones resultan muy curiosas las diferencias en cómo y qué ha guardado cada una.

Un beso

virgi dijo...

Pues sí. Y no pocas veces los recuerdos son muy diferente, coincidiendo sólo en la atmósfera o algo así.
Pues otro y otro.
(gracias por tu recorrido :) :) :)