viernes, 2 de octubre de 2015

Pupila y palabra XL


Jean Michel Basquiat



Pinta Basquiat con la pureza de un niño, la osadía contradictoria de un adolescente, la madurez de un artista que intuye -o quizás sea mucho más que “intuición”- que su obra camina por la senda de los grandes. Sin prejuicios, pinta sobre puertas abandonadas, maderas viejas, lonas, trozos de gomaespuma, papeles rotos. Los expresionismos europeos y americanos le ceden la antorcha y él la recoge, con la libertad de alguien que sueña mientras la llama se engrandece.

Y en el sueño comparecen sus héroes y sus creencias, sus dudas y sus heridas. El apaleado mundo de los negros en EEUU, la sociedad de consumo, la guerra, la violencia…Los sueños de Basquiat nos trasladan, a veces con ironía y otras con una lucidez impropia de un artista tan joven, a un mundo donde  los derechos se escriben pero no se llevan a cabo. Sus creaciones, hablan de los cómics de su infancia, del blues, de la poesía, del boxeo, de la desigualdad y del racismo. De las calles de Nueva York, donde, a pesar de ser famoso, “no podía coger un taxi”.




De Kooning, Richter, Rauschenberg, Jasper Johns, Pollock, Cy Twombly…salen a la luz entre sus trazos y palabras, entre coronas de tres picos, dibujos del cuerpo humano, coches, dioses y héroes.


Jean Michel Basquiat (1960-1988), niño superdotado, culto, cautivado por Beethoven, Charlie Parker o  Leonardo, fascina por su independencia, por su fuerza, por su originalidad, por su falta de orden aparente,  por el brillo que desprende el negro de sus negros.




"Ahora es el momento", exposición de J.M. Basquiat en el 

Guggenheim de Bilbao (3 julio-1 noviembre 2015)







Texto, Virgi