Para Tecla
Volví al claro del bosque.
Allí lo había encontrado.
Los árboles contornaban un círculo de piedras y en la
parte alta, casi en el centro, un monolito marcado con antiguas inscripciones.
Era alto, más que una persona, con tenues líquenes amarillos cerca de la tierra.
Por él regresé. Por oír su voz ronca, de granito y magia,
de sabiduría milenaria. Volví para escuchar las historias de los árboles que
había visto crecer y morir, arder y volver a nacer, extinguirse para retornar
una y otra vez. Creí que estaba cansado de ser piedra, que tal vez le hubiera
gustado ser ardilla, erizo, gorrión o ciervo.
Pero no, su orgullo era ser el testigo de la vida alrededor,
de la mano generosa de la naturaleza y de la cruel del hombre. Testigo eterno
de las estaciones y los ritos, del fuego y la lluvia. Respetado por los
árboles, por la lluvia y por el viento, era el cofre que guardaba los secretos
que sólo ellos conocían, una relación que no me era dado alcanzar.
Lo acaricié largamente.
Alrededor, el bosque, vestido de
verano, agitaba sus ramas, como un cántico a la roca que contenía el misterio
de la vida.
Fotos Virgi
Cromlech LesAlmendres, Évora (julio 94)
Pinar en Tenerife
¡Cuántos misterios albergan las piedras! Son las grandes supervivientes, yo creo que por eso nos gustan tanto.
ResponderBorrarMuy hermoso, virgi.
Muchos besos.
Gracias, Isabel.
ResponderBorrarVienen de tan lejos, que nos acercan a nuestros orígenes.
Besos besos
Sí, los árboles parecen silenciosos pero nos dicen cuando sabemos escuchar, secretos milenarios sobre sus cortezas.
ResponderBorrarun abrazo.
La sabiduría que aún nos queda mucho por aprender.
ResponderBorrarUn abrazo, MJ, grande
La piedra está ahí siempre y nos enseña estoicismo, silencio, paciencia...
ResponderBorrarMuy hermoso el texto, Virgi. Me sentí amparada en ese bosque.
Un abrazo.
Y yo, amparada por tus palabras y tu persona. Gracias, tesoro.
ResponderBorrarHay quienes dicen que las piedras no hablan...¡ignorantes!
ResponderBorrarBss
Es que los gatos son muy listos y sensibles.
ResponderBorrarBesitos :) :) :)
Cuando he leído Piedra, sabía que tu sabías que habías escrito algo con mi consentimiento.
ResponderBorrarY cuando he leído Tecla, qué cerca de mi corazón te he sentido. Como en un abrazo, Virgi.
Es que cuando miro las piedras, no puedo dejar de pensar en cuantos ejércitos les habrán pasado por encima. Desde cuando están ahí sin que nadie las toque o tal vez sí. Cuantas veces las habrán usado como arma o como se han sentido tantas y tantas noches bajo las estrellas.
Ellas que se formaron tantos siglos antes que nosotros y que nos sobrevivirán hasta el fin de los tiempos.
Seguro que saben, Virgi mía, que tu y yo las amamos, y que a partir de ahora algunos las mirarán de otra manera.
GRACIAS
Hola Virgi, un gusto! y más gusto aún al sentir tu propia sensibilidad en palabras y en imágenes, ante la existencia pètrea que parece custodiar la existencia de la naturaleza así como nuestro humano existir. El Ser maravilloso que nos Une, aquello que la primera humanidad tenía tan fresco y sabio en la conciencia. Observar y aprender ¡cuanta falta nos hace !
ResponderBorrarMi fraterno abrazo desde el confín austral!
Tecla querida,las piedras y las palabras nos unen. Y estoy segura que otras muchas cosas.
ResponderBorrarQue ellas te lleven mi abrazo.
El agradecimiento es el mío por ser como eres.
Mi bienvenida, Realidad y Ficción.
ResponderBorrarUn saludo afectuoso.
Si lo acariciaste como dices,y no pasó nada, entonces está claro que era de piedra...jajaja
ResponderBorrarBesos y salud
Eres un pillo, Genín. Y simpático también.
ResponderBorrarBesitos, chiquillo.
ResponderBorrarSiempre deberemos regresar a las piedras... seguro que guardan fuerzas telúricas para que comprendamos el universo. De ellas, quizás mi preferida sea ese granito de Évora, no lejos da Serra da Estrela.
Esa primera foto es sorprendente... la clase de procesado que le habrás dado...
· BdPH
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Genin robo la atención del pensamiento sobre la piedra filosofal, lo siento Virgi tu escrito y su comentario estan buenos, los abrazo
ResponderBorrarCuánta poésia encierran tus palabras. Me ha gustado mucho y me ha recordado mi afición a tocar todo lo que rezuma antigüedad. Siempre que paso por un sitio sobre todo si está cargado de historia y piedra, no puedo resistir arrastrar mis dedos por donde mis antepasados lo hicieron también. Me produce una emoción indescriptible.
ResponderBorrarTus textos siempre sestán llenos de infinidad de emociones.
Besicos muchos.
¿Ya? Bonita sincronía, y un texto precioso. Así da gusto.
ResponderBorrarGracias a su visita he podido conocer su espacio y encontrarme con un relato tan bello, como dice Rubén, Bonita sincronía; Dulce, romántico.
ResponderBorrarLindas fotos también.
Bello y conciso relato éste. Poético y lleno de sabiduría.
ResponderBorrarFelicitaciones Virgi.
Besos.
Dicen que las piedras pueden guardar secretos. Me acordé de una vieja canción mexicana, trágica, sobre un mal de amores, que alguna parte dice:
ResponderBorrar"(...) grítenme piedras del campo; cuándo habían visto en la vida, querer como estoy queriendo, llorar como estoy llorando, morir como estoy muriendo." (mucha tragedia y, por squouesto, las piedras nunca le responden)
Pero como decía un maestro en la preparatoria: la importancia de las piedras (las pirámides en el caso de México) era tal, que ellas eran lo único que nos salvaba a los mexicanos de no tener raíces. Quizá...
Un abrazo, querida Virgi.
COMO TU
ResponderBorrarAsí es mi vida,
piedra,
como tú; como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centellas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra de una Lonja,
ni piedra de una Audiencia,
ni piedra de un Palacio,
ni piedra de una Iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que, tal vez, estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera ...
León Felipe
Marichuy, Aristos, canción que conozco bien (que sepas que me encanta la música mexicana, cargada de tragedias) y poesía que casi supe de memoria.
ResponderBorrarLas ondas comunes saltan en cualquier momento. :) :) :)
Ay, las piedras y sus misterios...
ResponderBorrarY los hombres, y sus misterios...
Un abrazo fuerte, amiga
Me gusta esa idea de la piedra como cofre, tal vez también de la piedra como concreción del silencio, como signo de un lenguaje anterior al hombre.
ResponderBorrarBesos.
Las piedras también sienten, los expresan a su manera, sólo hay que ver la cara de satisfacción que tiene bajo ese tierno abrazo.
ResponderBorrarSí, son los mejores testigos del paso del tiempo.
Te dejo un beso, Virgi.
Auténtica maravilla. Debieramos tomar ejemplo. Escuchar a la naturaleza más a menudo, que tiene mucho que decirnos y siempre sabio.
ResponderBorrarDelicioso texto y embriagadoras fotos. Y ellas, todas las piedras, cuanto saben...
De veras un placer todo lo que leo. Gracias.
ResponderBorrarBesos y piedras sonrientes.
Una hermosura, y una forma también, de aceptarnos tal como somos, de amar ser nosotros. Un abrazo.
ResponderBorrarColecciono piedras desde...siempre. Con ellas me siento más grande, más fuerte, más auténtica, más silenciosa.. son fuerza y sabiduría.
ResponderBorrarTe abrazo fuerte fuerte
Un día nos hablarán , ya nos hablan si sabemos escuchar. He vivido tanto con ellas que forman parte de mi.
ResponderBorrarun texto precioso muy bien acompañado.
Un abrazo
Cómo me gustaría ser piedra y fundirme en ellas...
ResponderBorrarBesos, tesoro.
Comprobada su enhiesta solidez, dan ganas de cavar la tierra para comprobar si también tiene raíces, como esos arboles que la admiran.
ResponderBorrarDe tenerlas, estarían hechas de paciencia de siglos,solidez telúrica e historias solidificadas, todo ello regado con la savia de incontables primaveras.
Muy bueno el relato obligado por las excelentes fotografías.
Un abrazo.
Uf, casi no me da tiempo de comentar... soy un poco lenta. También colecciono piedras. Y sentirlas entre las manos llega a ser una unión ancestral. Como si ellas irradiaran una enregía especial, aparentemente imperceptible. ¿y si la piedras hablaran? no, mejor que no hablen...tal vez nos quedaríamos petrificados. Y ya tenemos bastante con todo lo que se está oyendao cada día. Yo me quedo con esa primera foto en la que un abrazo puede mover más que que la propia realidad. Mueve tu energía y te conmueve sin tu quererlo ni esperarlo. Me fundo con ese abrazo expresivo y te agradezco este post dedicado a las piedras. Tan original y poético como es siempre tu línea. Un abrazo al lado de las piedras.
ResponderBorrarIntercambiemos, pues, palabras y piedras, un campo más amplio para la comunicación?
ResponderBorrar:) :) :)
Gracias, Tanci, gracias y besos
Virgi, de todas las cosas buenas que te he leído, éste texto en prosa me parece el mejor. Sublime diría yo.
ResponderBorrarSerá el momento o el espíritu, pero leyendo me he sentido allí. me he sentido alma de piedra que late.
estoy segura de que esa roca no ambiciona ser otra cosa que lo que es: testigo de los siglos.
Besos
Jo, Trini, gracias!
ResponderBorrarQue me digas tú eso, con el alma de poeta que tienes, es todo un orgullo.
Un abrazo bien grande
En la línea de Trini: te ha salido un texto muy sentido, como se te ve en la piedra, empatada con ella.
ResponderBorrarAbrazo grande
...y con lo que te rodea...
ResponderBorrares una prosa preciosa, llena de significado y significante
ResponderBorrarlas piedras son los libros de la vida
de la historia y de la memoria que abierta queda
felices los que los leen y obtienen sus enseñanzas
abrazos y felicitaciones
a ver... vivo a 100 km de Évora -ciudad preciosa donde las haya..- pero no conocía este monumento megalítico, además es uno de los más importantes de Europa, según he leído. Gracias :), por tus hermosas palabras y por enseñarnos continuamente.
ResponderBorrarMe gusta tanto lo que te dice Isabel, que te digo lo mismo. Y como siempre, me has encandilado con tu forma de escribir. Besos
ResponderBorrarQué bonito. A medida que dedico más tiempo a pensar, cada vez estoy más convencido de que todo en la Naturaleza tiene alma. Las piedras nos descubren su historia. Tecla estará orgullosa de esta dedicatoria.
ResponderBorrarUna entrada llena de misterio y profundidad. La foto de las flores me atrae en especial.
ResponderBorrarBesos.
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ResponderBorrarNómada, si te refieres a la planta alta y esbelta, tiene unas florecillas muy delicadas. Aquí las llaman gamonas y florecen justo en esta época.
ResponderBorrarUn beso
Vas caminando entre pinos canarios y te tropiezas con colonias de ellas con sus pétalos blancos cruzados por tenues líneas amarillas.
ResponderBorrarNo olvides que hasta las piedras se erosionan con el tiempo, en dimensión no humana...
ResponderBorrarBesos.
Cuando voy al monte me encanta hacer montoncitos con las piedras, o cambiarlas un poco de sitio, pero siempre lo hago siguiendo sus indicaciones :)
ResponderBorrarSeguro que el monolito también se sintió reconfortado con tu abrazo, Virgi, igual que los troncos de los árboles y las briznas de hierbas. Las piedras son más lonjevas y por tanto tienen mucho más que contar, sobre todo si tienen inscripciones ancestrales :)
ResponderBorrarUn verano, en Croacia, inmediatamente después de la guerra, tendido junto al mar, me encontré escondidas dos piedrecitas con dos nombres de personas...
Bss.
Bonito Virgi!
ResponderBorrarSaludos
David de observandocine.com
Pd: Hay una gran novedad en mi antiguo blog de Cine para usar el Cerebro.
ResponderBorrar"Por él regresé. Por oír su voz ronca de granito y magia..."
Precioso y cierto. Cuanto dicen las voces de las piedras...
Cariciasybesos, Virgi.
Impresiona el poder de las piedras viniendo desde tan lejos en el tiempo. Unas inmensas, otras humildes, todas con algo cautivador.
ResponderBorrar"Insensible como una roca", dicen. Nada más falso, tu texto y tu foto son pruebas de que la sensibilidad existe en el granito, en la piedra caliza, en los esquistos. Me gustaría saber qué le está contando la roca a esa mujer (¿a ti?)
ResponderBorrarSí, sí, a mí.
ResponderBorrarTiempo ha en un lugar prodigioso.
Apreciado Diego, besos besos
Ciertamente el placer de las antiguas piedras lo relatas con pasión. A mí me encanta acariciar las murallas de los castillos, los escalones de las plazas, las jambas de las casas.
ResponderBorrarBesos
Mira qué guapa!
ResponderBorrarpreciosas fotos y letras, jo, como siempre Virgi.
Las piedras deben de albergar cantidad de secretos...
Sí.
Besos!
Gracias, Sue, besitos muchos
ResponderBorrarTu amiga Tecla tiene que haberse quedado feliz con este texto y tu ofrenda frente al monolito.
ResponderBorrarUn sitio mágico que me gustaría visitar algún día.
Ya me cuentas.
Besotes
Te agradezco mucho la doble visita, un placer tu apoyo.
ResponderBorrarAbrazo largo.
Y con leerte me dieron ganas de ser un árbol o una piedra. Qué hermoso texto y las fotos.
ResponderBorrarAbrazos, querida.
Gracias, Clarice, siempre te recibo con alegría emocionada.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo