Amanece y las nubes dicen que hoy lloverá.
Ajeno a los anuncios, se viste ropa ligera y sale a la calle.
Hace frío y del
cielo gris caen unas gotas. Su misión ya sabe cuál es, ir a contracorriente, no
puede fiarse sólo de indicios como hacen los demás. Su piel le dice que hará
calor y allá va, protegido con sus creencias.
Cuando en la esquina un chaparrón casi lo
tumba, sigue impávido, sin arredrarse, bien se habla a si mismo de que todo son
apariencias.
En la siguiente manzana intenta saltar un vado,
pero resbala y se cubre de fango. Una vez más, continúa con la cabeza alta,
entre paraguas, impermeables y charcos cada vez mayores.
Su seguridad lo lleva
al borde del barranco, donde ya corre un buen caudal. Sonriente, ninguna señal
es suficiente. Como un niño sin conciencia, baja una veredilla y se acerca a
tocar el agua. Sonríe, ¡bah, un hilo apenas!
Nada lo salva, el agua lo engulle mientras su
confianza se ahoga entre el barro, las piedras que rebotan y el agua tumultuosa.
Fotos y texto, Virgi
Prime !!!
ResponderBorrarJa ja ja...¿estabas al pesque o fue casualidad?
ResponderBorrarUn abrazo, querido chico.
Bueno, sea lo que sea, gracias por venir tan presto y tan simpático.
ResponderBorrarY besossssssssssss.
Se pasó en la confianza en sí mismo, está claro.
ResponderBorrarMientras unos somos unos inseguros por naturaleza, otros derrochan seguridad en sí mismos, así es la vida.
Un abrazo bien grandote, querida Virgi.
Y otros, dudan entre una cosa y la otra.
ResponderBorrarEn fin, Isabel, que nunca llueve a gusto de todos.
Muchos besos,amiga.
Es que a veces parece que el agua nos llame y no nos podemos resistir a su hechizo.
ResponderBorrarAgua bendita, Virgi.
Jo! Buena metáfora. Medir nuestras fuerzas, es a veces complicado.
ResponderBorrarBesos***
Es la fuerza de la Naturaleza, Tecla,que cuando llama a nuestra puerta, es imposible no abrirle.
ResponderBorrarAunque en este caso hay mucho de exceso de seguridad en si mismo.
Besos también para ti.
Pobrecito ¿No?
ResponderBorrarEspero que no la palmara de esa forma, con lo desagradable que tiene que ser tragar todo ese lodo...:(
Besos y salud
Mejor no confiar demasiado en ellas, Crystal, pocas veces tenemos las de ganar.
ResponderBorrarUn abrazo salpicado de besos.
Pues no sé, Genín, pero ciertamente, debe ser horrible.
ResponderBorrarMenos mal que esto es una metáfora.
Besos abrazos, chicarrón.
Hay seres que se empachan de si mismos, luego pagan caro su confianza.
ResponderBorrarBesos
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ResponderBorrarEsto debía pasarle a unos cuantos que nos gobiernan, tan pagados de si mismos, soberbios y alejados de la realidad.
ResponderBorrarQue sepas que me encanta tu visita, Arantza, un abrazo bien grande.
Es preferible ir a contracorriente, aunque esta te acabe arrastrando en el acantilado, a dejarse llevar fluyendo sin una protesta ni una rebeldía ni un pataleo. Fijo que ese hombre llevaba una sonrisa en su cara :)
ResponderBorrarNo sé si hablar de tu blog será la excusa para hablar de las Canarias o viceversa
ResponderBorrarVaya final Virgi, no me lo esperaba. Muybueno tu micro, me ha gustado mucho. Felicidades.
ResponderBorrarBesicos muchos.
Acertaste, Diego, no se le cambió esa sonrisa ni cuando desapareció entre el lodo.
ResponderBorrarAunque pa' mi gusto lo encuentro demasiado empecinado y algo soberbio.
Besos y abrazos.
Pues no sé, Tigrero, según tú lo veas. La distancia nos hace ver las cosas de forma distinta a cuando estamos cerca.
ResponderBorrarAbrazo sobre las olas.
Gracias, Nani, es muy de agradecer el entusiasmo que siempre me regalas.
ResponderBorrarUn besote.
Un final inesperado y magnifico
ResponderBorrarA veces los extremos se tocan cuando olvidamos los peligros, ¿sucumbiremos también nosotros por esperar algo mejor que lo que nos han traído?
ResponderBorrarBueno, rendirnos nunca.
ABRAZO
Este personaje es un tonto, porque dudar es de sabios y los temerarios que ignoran todas las señales acaban tragados por el abismo.
ResponderBorrarUn relato con varias lecturas que me llev a esas personas se creen en posesión de la verdad absoluta, y no sólo no ven las señales ni escuchan a nadie, sino que nada más les interesa lo que ocurre a un metro de su ombligo.
Y hablando de cosas luminosas y agradables:
Había una canción que decía "Me gusta el amrillo, es mi color"
Siempre que entro en tu blog, Virgi, me viene a la cabeza.
Un color muy visible con mucha luz y calidez.
Un abrazo,
Con la naturaleza, nos solemos tomar demasiadas confianzas y terminamos por no tratarla como se debe. Y así nos va.
ResponderBorrarY lo digo, además, por que me temo que a partir de esa prospecciones iniciadas, los amaneceres de esa bella tierra tuya, van a ser menos luminosos.
Un abrazo.
La naturaleza es indomable y el hombre va vadeando como puede, claro que un niño al borde un barranco y aunque solo sea un hilo de agua...
ResponderBorrarMuy bueno el texto, muy sugerente el final y muy bonitas las fotos.
Un abrazo.
:) ¡Pobre! Confiar en uno mismo es muy reconfortante y nos permite lograr cosas que creíamos fuera de nuestro alcance, pero, un mal uso de la misma puede surtir el efecto contrario, como suele pasar en cualquier tipo de exceso.
ResponderBorrartD1b, Virgi.
Puede que nuestra mayor fortaleza resida en reconocernos débiles frente a todo... Un abrazo gigante pero frágil.
ResponderBorrarMuy acorde el post del aguacero con las borrascas que sufren por tu tierra en la última semana.
ResponderBorrarLa autoconfianza es necesaria, tanto como la razón o la cordura, ¿no crees? Intentar ir a contracorriente no siempre tiene un final feliz...
Besos
El auténtico peligro está en ignorar el peligro. ¡De desconfiados está el mundo de los vivos lleno! :))
ResponderBorrarBss
No estoy segura de lo que leo, intuyo que hay una metáfora en ello. Pero sí afirmo, como siempre, que tus entradas son preciosas, con unos textos y fotos que me dejan tocada.
ResponderBorrarTambiéb me encanta el amarillo que luces a menudo.
Besos cariñosos.
ResponderBorrarY... es que no hay nada como tener fe. Lo peor de la fe de algunos es que pretenden arrastrarnos con ella... y a veces lo consiguen. Así nos va.O sea...no te fíes de las señales.
Y que fotos... ay, criatura...
¿para cuando la máquina nueva?
· un beso
· LMA · & · CR ·
La fe,como dice ñOCO o la ignorancia... ésta es mu atrevida.
ResponderBorrarBuen relato Virgi
abrazos
Y pese a todo, parece que ni el el último momento perdió el buen ánimo.
ResponderBorrarEs bueno, no sólo riesgoso, ir a contracorriente. No obstante, creo, hay una delgada línea que separa a la autoconfianza de la soberbia...
Un abrazo, querido Virgi
Me alegra tu comentario, Carlos, un beso y bienvenido.
ResponderBorrarNada, de rendirnos, nada, Isabel. Así sea la corriente más poderosa.
ResponderBorrarUn fuerte fuerte abrazo.
Temerario, demasiado seguro de si mismo, arrogante.
ResponderBorrar¿O quizás era el fin que buscaba?
Tesa querida, está bien que te gusten mis amarillos, ya viste la cámara con que los pillo, pero gracias a los consejos de nuestro común amigo, creo que pronto cambiaré de aparato, con lo que espero mis colores sean más equilbrados.
Te lo haré saber jiji
Abrazo gordo regordo.
Ojalá no suceda lo que todos esperamos, Juan L. Un derrame en estas islas sería un gran desastre, en fin, como en cualquier lado que lo haya sufrido, más otro poco por la dependencia que hay del turismo.
ResponderBorrarUn beso grande.
MJ Romero, te agradezco mucho esas palabras.
ResponderBorrarEl final casi era previsible, no crees?
Besitos besitos
Sin comentarios, querida Volvo, tú ya los has explicado requetebien
ResponderBorrarPor cierto, ¿no se ahogará así alguno de nuestros soberbios mandamases, tan seguros ellos de lo que la corriente no les pilla?
Besos, te van volando.
Tener esa conciencia ya sería mucho, Darío. No sé, no sé...quizá los poetas.
ResponderBorrarBesos y un guiño.
Ir a contracorriente tiene sus méritos, pero emperrarnos en ello, a veces no es saludable. Ni para el cuerpo ni para el espíritu.
ResponderBorrarGinebra, un abrazo grande y tierno.
Y en eso los Gatos son unos fieras auténticos, a qué sí, apreciado Luis?
ResponderBorrarUn besote, sonrisas también.
Exacto, Isolda, la metáfora de la seguridad absoluta e inconsciente.
ResponderBorrarBesitos, no logro encontrar un blog para visitarte, sólo a veces en fb.
Abrazos varios, por todos los que no te he dado últimamente.
Hay señales y señales, querido Ñoco. En mi caso, ya estoy atendiendo a las tuyas acerca de cambiar de máquina, ves como tu paciencia dará sus frutos?
ResponderBorrarUn abrazo y montonazo de gracias por ser como eres.
Atrevimientos peligrososque nos llevan lejos y sin vuelta.
ResponderBorrarEsmeralda, besos y besos
Esa es la línea que deseamos mantener firme, aunque muchos la traspasen sin un criterio equilibrado, querida Marichuy.
ResponderBorrarBesos muuuuuuuuchos.
Nunca he tenido blog, querida. Me limito a comentar los que sigo, así que no me busques más que en fb, Isolda Wagner.
ResponderBorrarMuchos besos, siempre.
más que confianza, libertad, hasta para llevar la contraria al cielo ...
ResponderBorrarsaludos, virgi
Quién podría decir que nunca fue (se comporto como) tu protagonista?
ResponderBorrarLa confianza mató al gato, decimos en Argentina.
Besos desde Córdoba, amiga!!!
Nadie dijo que ser uno mismo fuese sencillo :)
ResponderBorrarLo de ir contracorriente es un arte y, como tal, debe ser sufrido...
Tremendo...directo pero con mucha trastienda. Me encanta ese fatum y me quedo pensando en ese final....tal vez seamos asì...epicureos disfrutando del desastre.....un abrazo
ResponderBorrarOh, pensé que al final su voluntad vencía. 😢
ResponderBorrarEs lo que hay cuando nos pasamos creyendo en nuestras posibilidades y olvidamos a la madre naturaleza.
ResponderBorrarAbrazo
Por seguros que sean los indicios, y apenas un hilo de agua, la corriente siempre acaba arrastrando.
ResponderBorrarUna alegría volver hoy por aquí, Virgi. Besos.
¡Ah, Isolda, cierto! Ya lo sabía pero lo había olvidado, es lo que tiene la edad.
ResponderBorrarBueno, gracias a ti por volver, por tu delicadeza y atenciones.
Un fortísimo abrazo
Incluso, pfp, "tomarlo por asalto" jeje
ResponderBorrarBesitos
Esta bien el refrán, Patricia, por aquí tenemos alguno parecido pero ahora mismo no me viene a la cabeza.
ResponderBorrarY sí, todos hemos adolecido alguna vez de ese tipo de excesos. Y de otros.
Un abrazo inmenso.
Más bien, altamente complicado, Beauséant, tiene muchos riesgos. Tantos.
ResponderBorrarBesos y besos
Disfrutando del desastre en el que nosotros mismos nos hemos metido para luego quejarnos. Es que somos un mar de contradicciones, querido Víctor.
ResponderBorrarAbrazo y besotes
Es que su voluntad era parte de la naturaleza que lo arrastró, Sue, tesoro.
ResponderBorrarFinales tristes casi siempre, ay!
Besitos montones
¡Vaya, Mercedes, que no tengo forma de devolverte tus visitas! No habrá algún caminito que desconozco? Indícamelo, porfa.
ResponderBorrarBesitos y sonrisas, gracias por venir.
¡Oh, Mar, que te me escapaste, claro, como no pones nunca foto!
ResponderBorrarEfectivamente, querida, hemos olvidado su poder, su peligro y también su generosidad.
Te vuela un abrazo
Delimitar los límites, esa es la principal y más difícil tarea de la rebeldía.
ResponderBorrarBesos, Virgi.
Supongo sean los límites que hemos de traspasar, Xuan, esos que la costumbre hace que veamos como parte de nuestras vidas.
ResponderBorrarUn abrazo
Muy bien puesto ese símil "Como un niño sin conciencia…. A veces nos comportamos como tales :)
ResponderBorrarbsÖs, Virgi.
Qué hermosa es la lluvia, Virgi.
ResponderBorrarY cuántas buenas ideas provoca (la lluvia, digo). Siempre hay que atreverse a desafiar al temporal. Pero también hay que saber medir las propias fuerzas. En esa balanza veo moverse este relato, hijo de la lluvia, me imagino. Besos.
ResponderBorrarAhí me veo: moriré así, pero, te lo aseguro, sonriendo y sin echarle la culpa a nadie.
ResponderBorrarSabias reflexiones, amiga... Asi es la vida...
ResponderBorrarUn abrazo fuerte
Estremecedor. Somos tan ciegos... Un abrazo admirado, querida virgi.
ResponderBorrarY es que nos gusta vernos así, Sole, como niños esperando que alguien nos regañe.
ResponderBorrarBesitos, besitos
Pues no recuerdo, Alfredo, sí fue precisamente hijo de una lluvia reciente. Tampoco importa, porque a mí me encanta cuando llueve, me hace muy feliz.
ResponderBorrarEs que lo tenía escrito hace meses y se me ocurrió colgarlo ahora, que ando escasa de inspiración.
Un besazo.
Ja ja ja ja, María Jesús, de eso estoy segurísima, tienes coraje y arrestos pa' eso y pa' mucho más.
ResponderBorrarUn abrazo y gracias por el recorrido que has hecho en mis entradas.
Sí, Antiqua, así es la vida, y así somos a veces. Y otros casi siempre.
ResponderBorrarBeoss besos
¡Ah, Pedro, la lluvia! Hermosa, vivificante, generosa.
ResponderBorrarBeso y abrazo
Gracias, querida Isabel, me alegras.
ResponderBorrarIré ya mismo a ver si has recuperado tus vías romanas, tan didácticas.
Un abrazo bien grande, enorme.
Así nos ha pasado a algunos muchas veces que no queremos hacer caso de barruntos, predicciones o sensatos avisos y sin perder la confianza, llegamos hasta el barranco de la vida, y ésta nos engulle. A veces, consigues sobrevivir y te escabulles y te pasas la vida jugando al sobresalto del oca en oca y tiro porque me toca. Y porque el sentido común es el más ralo de mis sentidos pero a pesar de todo, sobrevivo.
ResponderBorrarBuenas imágenes y texto atractivo que da lugar a la reflexión aunque, como en mi caso, sea personalizada. Es decir, conseguí hermanarme con tu personaje, me siento afín. Un abrazo.
Es posible que no se mojara :)
ResponderBorrarSaludos!
Querida Franzis: unas veces por orgullo, otras por querer ser originales, otras por llevar la contraria o no fiarnos de los consejos, lo cierto es que muchas veces queremos ir por libre confiando demasiado en nosotros mismos.
ResponderBorrarY pasa lo que pasa.
Un besote, de los grandes.
Pues mira, José, esa posibilidad, no se me había ocurrido, ya ves.
ResponderBorrarY sí, podría ocurrir, viendo al personaje.
Un saludo y bienvenido
Pues ir a contracorriente no está nada mal...después de tanto tiempo hasta me he acostumbrado y todo... Pero tal vez en el equilibrio está la mesura. Aunque pensándolo bien, tal vez el personaje iba decidido a ir a por todas. O no midió bien hasta dónde podía llegar. Espero que no haya sufrido mucho. Me gustó esta forma de contarlo y de seguirte hasta el final. Siempre las fotos me capturan. Estoy empleando una tuya para hacer alguna práctica de acuarela. Veré que sale de ella. ;-) Un fuerte abrazo, Virgi.
ResponderBorrarYo creo que se fue como quería Tanci, cabezón y "camocho", como dicen en mi sur.
ResponderBorrarYa me dirás de esa acuarela, será un orgullo verla, he de pasar a verla. No,mejor me avisas y de camino hacemos algo más.
Un beso. Y nada, que no hay rdepr, qué desilusión.
;) ;) ;)
Quien poco arriesga, nada tiene...
ResponderBorrarpero la prudencia es un arma de doble filo...
Y entre esa corriente del todo o nada, prefiero seguir pensándomelo mientras.
:P
Besos, mi tesoro.
Zarzamora, bien sé que eres de las que se arriesgan, valiente y corajuda siempre. Aunque a veces haya que recular para salvar el pellejo.
ResponderBorrarUn besito, guapa