Colgó
las botas.
No
caminaré más
aquí he
de esperar.
Así lo
hizo.
Abrió el
armario vacío.
Se sentó
bajo el árbol.
Árbol sin hojas.
Árbol
sin flores.
Corteza
y cicatrices.
Savia
tortuosa.
Encontré
las botas, las hojas,
las ramas, la sombra en el tronco, la raíz profunda.
Mas de
él, nada ví.
Fotos Virgi
Ese armario es un ataúd disfrazado de mueble.
ResponderBorrarUn Beso de vida para ti.
Sarco.
¿Y que me dices de las botas, Sarco? Ahí esperando al forense.
ResponderBorrarAunque no sé, el cielo azul parece darnos un quiebro de esperanza.
Besos, Virgi
Tu agudeza, Sarco, es magnífica. Así te leo, poeta cargado de vida.
ResponderBorrarUn abrazo de los grandes.
También, María, también.
ResponderBorrarAlgo debe reservarse la vida para alentarnos a ella.
Besitos, linda.
Me ha dejado una sensación de tisteza. Unas botas que no tendrán más camino, el armario; eco de una esencia difuminada en el vacío....
ResponderBorrarBesos Virgi
Pues sí, Arantza, tienes razón.
ResponderBorrarEncontré esas botas en una caminata y la verdad es que me evocó una historia bastante tétrica.
Besitos, tesoro.
Nos cansamos de caminar y nos sentamos en alguna parte a esperar no sabemos qué, o a mirar la vida como si no fuera con nosotros.
ResponderBorrarBesicos.
El reloj no tenía saetas...Pero tu cámara y tus versos inmortalizaron el tiempo.
ResponderBorrarBss
Y mientras, Ana, perdemos los zapatos, embobecidos o quizá desengañados.
ResponderBorrarBesos besos
El tiempo ya estaba así cuando decubrí las botas, queridopoetagato.
ResponderBorrarBesitos :) :) :)
es que habrá trasmutado en...
ResponderBorrarbesitos, virgi*
Una alegría siempre que te veo, Silvia, sonrío y te mando besos.
BorrarEs la ley, se llega el momento en que la senda se termina, y nada de quien la caminó queda. Cada camino andado es único tal cual como una huella.
ResponderBorrarAbrazos!!!
Y hay huellas y huellas. Y más huellas, tantas como personas somos.
BorrarAbrazos besos
¡¡Excelente!! y que bellas fotos.
ResponderBorrarBesos Virgi.
La belleza está en ti, querida Pluma. Y en tu mirada.
BorrarUn montón de besos.
¿Ni siquiera dejó sus huellas?
ResponderBorrarSeguramente que al menos dejaría algún recuerdo, incluso grato...
Besos y salud
Eso no te lo puedo decir, Genín.
BorrarTodos dejamos algún recuerdo, unos más otros menos, unos mejores y otros peores.
Salud para ti y sonrisas. Muchas.
...De tanto esperar, se volatizó...
ResponderBorrarGrande en la fotografía y grande en la palabra.
Besos
Sí, Trini, se mezcló con los árboles y las piedras, el cielo y la tierra. Sólo las botas permanecen.
BorrarBesitos
Valiente.
ResponderBorrarSí, mucho, no todos tenemos esa clase de arrojo.
BorrarMaría Jesús, un abrazo grande.
Pero seguirá caminando aún descalza...
ResponderBorrarEn ese tronco de savia, late aún la vida.
Besos, tesoro!!!
Mi querida Zarzamora, sabes bien lo que me alegras.
BorrarLa vida sigue latiendo en los lugares más insospechados y nos ha de servir para insuflarnos de ella.
Sabes que te abrazo con fuerza, cariño, ternura...
Parece que se escapó del pijama de madera porque se acordó de las botas.
ResponderBorrarPreciosas imágenes que lucen, si cabe, más aún, con esta nueva decoración.
Abrazos
Ya estaba cansada del formato anterior, Isabel.
ResponderBorrarY como ahora hay menos comentarios, vuelvo a mis principios, cuando respondía a las visitas. A ver si puedo mantener esta propuesta que me hago nuevamente.
Gracias por tu apoyo, siempre fiel. Besos besos besos
Las botas ahorcadas en la horrible sequedad de un árbol sin sombras, el armario desvencijado y vacío que ocupa la oquedad de un muro sin latidos,los brotes que parecen manos implorando desesperadamente un verdor que nunca llega y esas raíces terrosas y tristes que hablan de una soledad que sufre por no poder ser compartida.
ResponderBorrarUn abrazo.
Es lo que me decían las botas colgadas, aunque, seguramente, nada que ver con la realidad. Las pusieron allí para que se secaran, ningún otro dramatismo.
ResponderBorrarJuan L. besos besos
yo creo que sí, ciertas esperas nos vuelven muy livianos, muy. Un abrazo.
ResponderBorrarAéreos, etéreos...más que plumas.
ResponderBorrar:) :) :) y besos para ti, Joven.
Inquietante, Virgi. Misterioso. Vacío inmenso.
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BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
BorrarDiste con el calificativo que no conseguí cuando encontré las botas en el árbol. Querida Tecla, me encantas.
BorrarEso, sí.
Maravilloso, virgi. No caben otro calificativo. Siempre esa sensibilidad tuya, ese ojo para captar el mundo y sus implicaciones. Un abrazo muy fuerte.
ResponderBorrarSi tú me hablas así, Isabel, ¿cómo no entusiasmarme?
BorrarMi Maestra, gracias y gracias.
Un gran beso
Que manera más sutil de ir dejando recuerdos, eres una maga de la imagen y la palabra. Como siempre, sublime!!
ResponderBorrarBesicos muchos.
¡Uy, Nani, qué placer estos halagos, tesoro!
ResponderBorrarUn abrazo y mil gracias
Me encanta el cambio de look :)
ResponderBorrarUno se pasa toda la vida caminando, y es fácil olvidar que en algún momento tenemos derecho a decir sea acabo, ya no camino más...
Pues no, seguimos y seguimos, Beauséant, por rutina, por obligaciones, por mantener la imagen, por...
ResponderBorrarUna parada a la sombra para ver el camino hecho y el que nos falta estaría muy bien.
:) :) :)
Una parada, de acuerdo, pero que sirva para recapacitar, no para dejar de caminar.
ResponderBorrarMe gusta el nuevo cambio, será que sigues caminando, no?
:D Besotes :D
Je je, estoy en ello, Salambó, pero sabes que no siempre es fácil. Y es necesario parar, desde luego.
ResponderBorrarBesitos besitos
Las botas parecen dos amigas aventureras contándose sus historias mientras se cuelgan pies arriba.
ResponderBorrarEl armario se asoma a la ventana con nostalgia de perchas y ramos de lavanda. El árbol se desnuda porque tiene un bello esqueleto que combina con el azul...
No sé, no soy capaz de ver nada tétrico en tu blog, Virgi, porque tienes mirada de poeta y sólo veo belleza y sensibilidad.
Es un placer visitarte.
Un beso,
¡Qué lindo, mi querida Tesa!
ResponderBorrarLeerte de mañana, así, dulce, positiva, natural...me encanta. Y gracias, eres un tesoro grande.
Y una artista!!!
Con qué cuidado eliges cada imagen, cada fotografía, cada palabra. Con qué suma delicadeza las engarzas. Y el final siempre sorprendente, cargado de fuerza. Enhorabuena.
ResponderBorrarUn abrazo!
Montón de gracias, Ladelmedio.
ResponderBorrarEn verdad aciertas, porque dedico mucho tiempo a estos montajes. Y no creas que siempre me quedo satisfecha..."ah, tenía que haber puesto esta foto"..."no, esa palabra no funciona"..."me pasé con lo que quiero decir"...
Así que te agradezco mucho tus palabras.
Abrazo gordo.
ese "más de él nada vi" es muy significativo... pudiera ser por varios motivos... y ninguno me gusta.
ResponderBorrarel hecho de "colgar las botas" es como una derrota, una derrota grande.
biquiños,
Algo así, Aldabra, pero sabes bien que las derrotas pueden dar lugar a posteriores victorias.
ResponderBorrarPues biquiños para ti también.
Ese mar del final...¿no se habrá marchado a hacer las Américas? y luego vendrá elegante y con poderío, ni recordará las botas ni el armario.
ResponderBorrarSonrisas
Quizá ha sido así, quién sabe!
BorrarOjalá vuelva y las botas sigan ilesas, como también nosotros.
:) :) :)
Tal vez vuelva y ni recuerde las botas, ni el armario, ni nada...
BorrarIdem para ti
Impactante combinación de imagen y palabra, Tracy.
ResponderBorrarToda una huella marcada de alguien o "alguienes" que anduvieron ese camino,
tal como lo has presentado.
Una historia que me deja un nudo en el estómago.
Besos
Pasos de la vida y de los que la vivieron, querida Myriam.
BorrarBesitos de Virgi (a todos nos pasa, sí):) :) :)
Quizá él sigue por ahí, aguardando un mejor ánimo para salir. Quizá...
ResponderBorrarUn abrazo, querida Virgi
Quizá él sigue por ahí, aguardando un mejor ánimo para salir. Quizá...
ResponderBorrarUn abrazo, querida Virgi
Yo lo veo, Virgi, lo veo en esa "sombra en el tronco del árbol": una "vida" que pasa más desapercibida pero que tiene mucho movimiento.
ResponderBorrarbsÖs.
El día que yo sea protagonista de esta historia, sólo querría que el descanso fuese merecido, que el camino estuviese hecho...pero quedarán tantos recovecos, tantos atajos...Un texto evocador, como las fotos. Un abrazo.
ResponderBorrarReflexión sobre quien no vuelve, pero deja el rastro.
ResponderBorrarlas fotos siempre adecuadas, y preciosas.
Abrazos.
Increible como las imàgenes impactan con tus frases.
ResponderBorrarun abrazo
fus
Me ayudaste a ver, Sole, en la sombra y en la luz, sí, sí.
ResponderBorrarUn beso grande.
Gracias, Mateo, siempre tienes palabras hermosas.
ResponderBorrarAbrazo largo y con mucho afecto.
Me alegra que te guste, Fus, te van unos cuantos besos de agradecimiento.
ResponderBorrarMi querida Virgi, es la esencia lo que permanece. Es esa esencia que, aunque volátil, sigue entre sus cosas, Su botas; su andar, su armario; su sabiduría, Su árbol, con todas sus cicatrices y también su crecimiento; su sabiduría. Y de paso tú que consigues sugerir tantas cosas entre tus fotos y tus letras. ¡Cuánto me gustó! Besos, besos y más besos.
ResponderBorrarUna auténtica exlosión literiia y visual. Me he descubierto tantas veces ante este torrente de sugerencias. Perfecta combinación. Aunque ya sabes, hacemos camino al andar, aunque sea descalzos. Un abrazo.
ResponderBorrarEs tu sensibilidad, Tanci querida, la que percibe más allá de lo que ves y lees.
ResponderBorrarGracias, un verdadero lujo tus visitas.
Montaña de cariño para ti.
¡Vaya, quién habla! Con lo que aprendo de ti, porfa, V., tu sí que eres un pozo de sabiduría que nos enriquece con sus aportaciones.
ResponderBorrarBien que te abrazo. Y mucho.
Amiga, con tus imagenes y tus palabras nos llevas, sin miramientos, al mundo de los sueños, de las ausencias... A lo invisible...
ResponderBorrarUn abrazo fuerte
Lo invisible que nos rodea levemente, con la sutileza de los recuerdos.
ResponderBorrarBesos, Antiqua.
Hola guapa, ya estoy por aqui de nuevo,el estreno de teatro fué muy bien
ResponderBorrarPreciosas fotos, tienes un dfon para eso
Besos
Gracias, Pluvi, no digas esas cosas, porfi, que tienes siempre una retahíla prodigiosa de Maestros en tu blog.
ResponderBorrarUn beso grande, me alegra que hayas vuelto.
Lo inevitable lo haces poético. Besos, ya te envié un abrazo.
ResponderBorrarMe llegaron los abrazos, besitos, entonces para ti, maría.
ResponderBorrarTodos tenemos nuestro propio hueco vacío en el que perdernos y ocultarnos de los demás.
ResponderBorrarPreciosas fotografías -como siempre- y hermosas palabras que hacen pensar.
un fuerte abrazo
Me encantan tus secuencias de fotos y los pies engatillados que las bordan.
ResponderBorrarBesos.
Hola Esi, huecos donde escondernos o protegernos, vacíos que no sabemos o no queremos llenar, ausencias necesarias y a veces obligatorias...en fin, tantas posibilidades como personas somos.
ResponderBorrarTe abrazo con un guiño.
Un placer tus palabras, Nómada, porque como ya he dicho en algún lugar de más arriba, bastante que me cuesta montar estas entradas, y no siempre me quedo contenta.
ResponderBorrarBesos besos
ResponderBorrarTal vez se hizo nube y se fue a escalar cumbres... Tal vez un día se visualice en lluvia.
Buenas noches, con besos.
Buenas noches, querida Soco. Seguro que dormiré plácidamente, un angelito me ha visitado.
ResponderBorrarEso hacían los caballeros andantes cuando dejaban el mundo. Y los héroes de la antigüedad, al morir.
ResponderBorrarYo busco lugar en donde colgar mis zapatos.
Besos.
Tranki, que aún tienes mucho por delante, tiempo tendremos de pensarlo.
ResponderBorrarBesos otra vez y gracias por tu dedicación.
Joer, qué preciosidad de palabras y de imágenes.
ResponderBorrarUn beso Virgi.
¡Ay, esta chica tan linda! Pero si tú eres una escritora de las de quitar el hipo, mi niña.
ResponderBorrarTe admiro desde la primera vez que te leí, un par de añitos ha.
Pues unos cuantos besos, anda, anda.
No solo haces buenas fotos, Virgi, si no que además sabes enlazarlas en una historia reflexiva sobre la soledad de la espera. Me ha encantado.
ResponderBorrarXimens, cielo, mil gracias, mil.
ResponderBorrarA mí sí que de veras me encantan tus visitas.
Besos y besos